Polideportivo Instalaciones

Un gran vacío tras casi cuatro décadas

  • Esta noche cierra sus puertas definitivamente el Pabellón Fernando Portillo, una instalación emblemática y referente del deporte de pista en Cádiz desde su apertura en 1969

El Pabellón Fernando Portillo, la instalación cubierta para deportes de pista más emblemática y una auténtica referencia para los amantes de la actividad física durante las últimas cuatro décadas en Cádiz, cierra hoy definitivamente sus puertas. Atrás quedan 39 años de recuerdos, de vivencias, memoria del pasado que aún resuena en el presente.

Alguna que otra competición internacional o nacional de renombre, innumerables torneos locales, provinciales y regionales, así como diversos actos extradeportivos jalonan la historia de este recinto inaugurado en otoño de 1969 y que ahora, después de cumplir con nota alta el objetivo para el que fue construido, cede el testigo al Pabellón del Centro Histórico. En un futuro más o menos cercano otra instalación ocupará el lugar físico que ahora corresponde al Portillo, pero a buen seguro absolutamente nada podrá cubrir el vacío que deja en el corazón de la Tacita el adiós de algo más que un recinto deportivo. La instalación nació encorsetada por la dictadura y muere víctima de los delirios de grandeza de la democracia. Quizás una obra faraónica, con parking subterráneo incluido, sustituya al Portillo, pero nunca lo hará olvidar.

Curiosamente las decisiones políticas marcaron el acto protocolario de inauguración. Fernando Portillo Scharfhausen, presidente de Diputación durante la construcción y que a la postre daría nombre al Pabellón, fue destituido de su cargo justo antes de la apertura, por lo que ésta se retrasó hasta que el nuevo presidente, Antonio Barbadillo, tomó posesión del cargo, con Jerónimo Almagro como alcalde de la ciudad por entonces. Desde ese momento, la institución supramunicipal dirigió los destinos del denominado Pabellón Municipal de Deportes, hasta que en 1984 el Ayuntamiento, a través de la Fundación Municipal de Juventud y Deportes, asumió la gestión.

Tanto en la primera etapa como en la segunda, con dos nombres propios como técnicos al frente de la dirección principalmente, José Roldán y Juan José Mayo, el Portillo dio sentido a las necesidades por las que había sido levantado. Deportistas profesionales y amateurs, jóvenes y mayores, alumnos y profesores, padres e hijos, abuelos y nietos… Decenas de miles de gaditanos han accedido al Portillo en calidad de usuarios o aficionados desde su apertura, decenas de miles de personas que han disfrutado y convivido con el Portillo, durante muchos años el único recinto polideportivo cubierto, y además con gradas, de la capital.

El hecho de contemplar la asistencia de público para presenciar las actividades dio lugar a algo inédito hasta entonces: Cádiz aspiró a convertirse en sede de torneos de pista y empezó a acoger alguno de mayor o menor relevancia. De este modo, en la década de los setenta la capital albergó, entre otras actividades, una final de la Copa del Generalísimo de balonmano, un amistoso también de balonmano entre España y Portugal y entrenamientos de la potente selección alemana de balonmano como preparación para los Juegos de Munich 1972 debido a que el parqué del Portillo era exactamente igual al de la cancha en la que se iba a disputar la cita olímpica. También merecen una mención especial las concentraciones técnicas de la selección nacional de voleibol, los Juegos Iberoamericanos de Periodistas y diversos trofeos internacionales de baloncesto. Cádiz comenzaba a contar en el concierto deportivo nacional gracias al Portillo.

Sin embargo no sería hasta los años ochenta cuando se consolidó el Pabellón como escenario de eventos de cierto calado. Así, a los prestigiosos torneos de voleibol Ivan Baikouchev le siguieron el Campeonato de Europa absoluto de voleibol, compartiendo en este caso sede con Jerez, el Europeo de baloncesto senior femenino, el igualmente recordado Campeonato de España juvenil de baloncesto -promesas que después fueron figuras de la ACB pisaron las tablas del Portillo- y hasta el Mundial de bádminton. Igualmente, en el Portillo se celebraron concentraciones del equipo nacional de balonmano con Cecilio Alonso, un encuentro amistoso de baloncesto entre la ya extinta URSS y la estadounidense Universidad de Yale, concentraciones de la selección española de gimnasia rítmica previas al Nacional y apasionantes veladas de boxeo.

Con la llegada de los noventa y la construcción del moderno y ambicioso proyecto del Complejo Deportivo Ciudad de Cádiz, el Portillo comenzó a quedar de algún modo relegado a un segundo plano en las actividades de primera fila. Las Ligas locales y provinciales de las diferentes modalidades que siempre habían tenido su sitio pasaron a acaparar más protagonismo. También las asambleas de colectivos, de las federaciones y asociaciones de clubes.

Así y todo, aún le aguardaban jornadas de gloria, como las que vivió con la Copa de Europa de clubes de fútbol sala en la que el Panadería Virgili se quedó a las puertas del título. El equipo del inolvidable Paco González Ruiz, que había llegado a proclamarse campeón de España años atrás, ha mantenido su idilio con el Portillo hasta el final. Igualmente el Gades, el equipo de balonmano más señero de la ciudad, convirtió el Pabellón en su santo y seña y ha seguido utilizándolo como su hogar hasta esta temporada.

En el último lustro, los Mundiales de Full-Contact y los éxitos del Cádiz Fútbol Sala femenino, otro conjunto que ha crecido a la sombra del Portillo, marcaron la pauta deportiva de una instalación en la que también tuvieron cabida la práctica de halterofilia, judo, karate, tenis mesa, ballet, gimnasia de mantenimiento y deportiva...

Una vida, en suma, que expira hoy con la certeza de que cuando los trabajadores del Portillo cierren definitivamente sus puertas esta noche -a las 21:00 hay previsto un acto simbólico- dejarán en las entrañas del Pabellón los recuerdos e ilusiones de varias generaciones de gaditanos.

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