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CaLLEJEANDO CON... 'las talegueras'

Fichadas para reír

  • Su repertorio, reivindicativo y con perspectiva de género en clave de humor, es de los más perseguidos por el barrio la Viña

La perspectiva de género tocada y rociada con un gran sentido del humor es la premisa con la que salen a la calle esta chirigota de mujeres, que este año se llaman 'Las talegueras'. Este grupo de presidiarias sabe que "en la chirigota prima el humor pero como hay muchas maneras de hacer humor, la que nos hace sentir mas cómodas es desde esta perspectiva, porque si además de hacer reír, hace reflexionar y es crítica, pues genial", cuenta Susana Ginesta, alma máter de esta callejera que emprendió su aventura en 2009 con Las bien plantá. Desde entonces no faltan a esta cita con el Carnaval de la calle, donde se han convertido en una de las agrupaciones de féminas más buscadas. Sobre todo, en la calle Armengual y plaza Macías Rete y alrededores.

Y es que la gente ya sabe donde encontrarlas. Donde fichar a estas "presas duras, malas, chungas", se definen en su presentación, con aires de presidiarias norteamericanas pin up inspiradas en la serie americana Orange is the New Black. Un tipo al que sacan punta entre su mono naranja, su moño a lo Amy Winehouse con una lima metido en él, ese pañuelo tan característico sujetándolo, y detalles de arte en los códigos de barra del cuello, sus tatuajes talegueros o sus grilletes hechos con cinta americana. Un tema que tampoco ha sido aleatorio, dentro del espíritu crítico con el que construyen su chirigota. "Hemos ido varias veces a prisiones de voluntarias e hice la tesina sobre mujeres en prisión. Queríamos dar una visión alejada a la estigmatización de este proceso tan duro para mujeres para, de paso, hacer reflexionar también". Porque no dan puntada sin hilo estas féminas del Carnaval canalla y de la risa.

Y qué mejor que potenciarlo con su particular sentido del humor. En un año en el que, además, están arrasando con algunas letras muy solicitadas, su máster class sobre sexualidad dedicado al clítoris, "ese gran olvidado, que parece que no conocemos", o un rock muy puntero a la soledad, a la que le cogen el gusto tal y como narra esta letra picaresca con la que le dan la vuelta a los temores absurdos de la soltería de la mujer. "Tenemos muchas letras con temática transversal pero estas dos están gustando tanto a ellas como a ellos, porque es para los dos y nos piden el libreto para ponerlo en la nevera", ríe Ginesta.

Confiesa que éste era uno de los temores de la chirigota, no llegar a todos. "Cantamos con perspectiva de género potente y siempre existe la cosa de no llegar a todo el mundo. Pero al final todos reaccionan súper bien, en ningún momento hemos sentido algo distinto. Nos dicen cosas muy bonitas".

Sensaciones que siguen avivando "el buen rollo" con el que este grupo de amigas salen cada año para comerse la calle. "Un buen rollo que es fundamental y que creo que se transmite cuando estamos actuando". Porque, de hecho, no bromea cuando dice que "la chirigota es una excusa para vernos, para quedar cada domingo por la tarde para tomarnos una cerveza, contarnos cómo nos va la vida y ensayar", ya de paso. Ensayar un repertorio con el que reconocen que son cada vez más exigentes, "porque cuando la gente te busca sientes un gran sentido de la responsabilidad. Y tienes que ofrecer calidad, afinación, música y letra. Si bien, no deja de ser un hobby"·

De hecho, el proceso creativo comienza en septiembre, "con una lluvia de ideas, una especie de brainstorming de poca vergüenza y sentido del humor". Una recopilación de ideas que Susana Ginesta moldea entre rimas y música que van metiendo durante todos estos meses para llegar a febrero y gustar en la calle.

Suelen ser 14 ó 15 las integrantes de su grupo, "depende del año, somos un grupo flexible y alguna siempre cae y deja de salir por una barriga o por un trabajo o porque no le viene bien", explica del reparto de esta callejera que, sin duda, es una de las incondicionales de la fiesta. "No nos perdemos ningún día". Porque da gusto cuando la respuesta del público es acorde a lo que habían proyectado a lo largo del año. "La gente tiene ganas de pasarlo bien, de reírse, de cachondeo y nos escucha. Tenemos incluso a seguidores a los que vemos en varios puntos y con el que hemos cogido hasta confianza", comenta, orgullosa, la líder de este grupo de presas reivindicativas y luchadoras. Un grupo de mujeres, de amigas, fichadas para echar un buen rato en la calle, que es su meta.

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