El telón del grupo IV de Segunda División B se abre para el Cádiz y el San Fernando en el mismo sitio y a la misma hora; es decir, el Estadio Iberoamericano y a las diez de la noche. El dichoso calendario cruzó a ambos conjuntos sin tiempo para casi nada, por lo que el duelo de rivalidad provincial tiene más valor psicológico que clasificatorio. Entrada la madrugada de mañana, amarillos y azulinos sacarán las primeras conclusiones de un estreno liguero que llega a lo grande, sin favorito claro y con ganas de fútbol a pesar de que a esta altura tan temprana el rendimiento se encuentra sumamente condicionado por diversos aspectos, principalmente el físico. Pero la realidad es que toca competir, algo que precisamente hace una campaña el equipo isleño hizo muy bien y el gaditano, muy mal.

El conjunto cadista se presenta en el derbi casi con lo justo porque su plantilla es corta, 19 hombres, y se da la circunstancia de que Jorge Luque y Tomás se encuentran con problemas físicos, mientras que Fall debe cumplir un encuentro de sanción que arrastra de la pasada campaña. Quedan 16 jugadores, que son los siguientes: Alejandro y Alonso, como porteros; Ceballos, Josete, Fran Pérez, Belfortti y Andrés Sánchez, como defensas; Nafti, Mikel Martins, Gato, Juan Villar, Kike Márquez y Perico, como centrocampistas; y Kike López Airam y Carlos Álvarez, como delanteros. Raúl Agné no tiene más remedio que citar a Belfortti, a pesar de que físicamente está lejos para ser de la partida, y a Carlos Álvarez, que está llamado a quedarse sin licencia más allá del 2 de septiembre, día en el que se cierra el mercado de fichajes.

Por encima de jugadores y potencial respecto a la pasada campaña, el Cádiz está obligado a comenzar con buen pie si quiere hacer valer el papel de favorito que le otorga la mayoría de conjuntos del grupo IV. Además, la prueba isleña pone en juego el efecto que aportará sobre la afición la imagen y, sobre todo, el resultado. Aún está fresco todo el ridículo de la pasada campaña.

Por su parte, los azulinos afrontan el duelo repletos de ilusión, esa que le proporciona el haber derrotado a su rival hace apenas 15 días en el mismo escenario. Ese que le da haber concluido una pretemporada que ha ido claramente de menos a más. Esa que ha obtenido de saber que cuenta con el bloque, el grupo, el colectivo, principal que el año pasado entusiasmó y que quiere repetir el éxito.

Pero también será el debut de Juanma Carrillo en el banquillo del equipo de su tierra. El nuevo técnico esconde sus cartas, no muestra lo que pondrá sobre el tapete y es receloso porque sabe que al rival le va la vida nada más que comenzar. Carrillo aboga por dar el favoritismo, el rol de equipo necesitado y la presión, al conjunto de la capital, no en vano se juega mucho más que los de azul y blanco, por aquello de un objetivo u otro.

En lo estrictamente deportivo, no podrá contar con tres efectivos que, a buen seguro, en su recuperación estará el fortalecer el equipo titular. David Hernández, prácticamente inédito en la pretemporada, el fichaje de relumbrón, el máximo artillero de la pasada campaña, no podrá ser de la partida por unas malditas molestias. A buen seguro su presencia hubiese dado otro morbo más al choque. Junto a él, el deseado Ñoño, ese que todos esperan como agua de mayo y que no podrá estar hasta, como mínimo, noviembre a pesar de que evoluciona a pasos agigantados de su lesión. El tercero será Sebastian. La banda derecha fue suya hasta que se lesionó y por ello se ve obligado a ceder esa posición.

Así, Carrillo cuenta con 17 hombres, entre ellos Álex Escobar, por lo que tendrá que hacer un descarte. La expedición azulina quedará concentrada en un hotel de la ciudad.

En la alineación todo apunta que por delante de la línea de zagueros se apostará por la presencia de Carlitos en la banda izquierda, siendo el sacrificado Berni, para dejar a Germán y Jorge Herrero en el doble pivote, a Ocaña en la mediapunta y a Cristian Terán en la derecha. Es lo presumible a la espera de un derbi en el que todo es posible.