Viernes Santo en Cadiz: La presencia del ausente en Siete Palabras

La presencia del ausente. La salida de Siete Palabras ha estado impregnada de tristeza, de emoción, de recuerdo, de melancolía. Paco Molina no estaba pero su presencia estaba en todos lados. En los abrazos que los cargadores se daban antes de salir, en las palabras del actual capataz Roberto Rodrigo; en las camisetas de la cuadrilla; y en las lágrimas y las miradas al cielo de los familiares. En una cofradía poco numerosa, Molina tenía un peso importante y varios de los proyectos futuros de la hermandad dependían de la pujanza de este capataz que falleció hace diez meses a los 47 años de edad.

A las seis menos veinte se abrieron las puertas de La Merced para que iniciara el camino la primera hermandad del Viernes Santo. "Nosotros venimos a continuar el trabajo que la vida privó a Paco Molina. Cuando algo no e tuyo, hay que tratarlo con más cariño. Vamos a dejar muy alto su nombre y que Cádiz siempre tenga presente el nombre de Paco Molina".

Acto seguido el paso con la imagen del Cristo de la Sed de Luis González Rey se dirigió a ruedas para llevar a cabo la maniobra de salida que se complica al no haber una rampa.

Fuera sonaba 'La expiración', un clarinazo en los repertorios de cornetas y tambores que interpretó la banda Amor de Cristo de San Juan de Aznalfarache.

Tras una saeta cantada por una mujer con el hábito completo, María, la nieta de Paco Molina, llevó a cabo la primera levantá entre las lágrimas de algunos cargadores y con las palabras de 'Listos y va por los que nos están viendo en los balcones del cielo. 'Angeles Cautivos' y el 'Ave María' de Caccini sirvieron para iniciar el tránsito por la calle Merced camino de la carrera oficial y la Santa Iglesia Catedral.