¿cuida la isla su patrimonio?

Una década sin el puente

  • Hoy se cumplen diez años de la controvertida demolición del puente de La Casería, una seña de identidad que los vecinos todavía recuerdan

Restos del viejo puente de La Casería que quedaron tras su demolición, en marzo de 2007.

Restos del viejo puente de La Casería que quedaron tras su demolición, en marzo de 2007. / rioja

En los últimos años La Isla ha alternado la puesta en marcha de importantes proyectos para la rehabilitación patrimonial -desde la recuperación del castillo de Sancti Petri o del molino de mareas del Zaporito hasta las obras del Ayuntamiento, que acaban de cumplir un año- con sonoros fracasos. Entre ellos se incluye el parón de la intervención iniciada en el Sitio Histórico del Puente Zuazo al calor del Bicentenario de Las Cortes y, sobre todo, los daños y actos vandálicos perpetrados en las baterías colindantes ante el estado abandono en el que ha quedado el conjunto. Aunque esta lista incluye también el ruinoso estado del cementerio de los ingleses en La Casería -prácticamente destinado a desaparecer- o la incapacidad para frenar el acuciante deterioro de la Casa Lazaga. Son algunos ejemplos de actualidad que llevan necesariamente a preguntarse si La Isla protege y cuida adecuadamente su patrimonio.

Aunque el debate viene de lejos. Con las obras del tranvía se llegó a soterrar la histórica batería de Alburquerque, cerca del Puente Zuazo, porque afectaba al trazado de este nuevo medio de transporte, cuya puesta en marcha se espera para el próximo trimestre. Y precisamente hoy se cumplen diez años exactos de uno de los atentados más graves y polémicos contra el patrimonio que se ha visto en las últimas décadas: la demolición del viejo puente de La Casería, una construcción del siglo XIX que estaba catalogada y protegida en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que en esos momentos se estaba redactando y que fue derribada de la noche a la mañana porque afectaba a las obras para el desdoble de la vía férrea que el Ministerio de Fomento estaba llevando a cabo en la zona.

El Pino ha pedido que se intervenga en el histórico depósito de agua de la estación

Aquello dolió e indignó a muchos isleños, que todavía hoy no aciertan a comprender que dicha construcción fuera destruida con total impunidad y sin que mediaran mayores consecuencias que las protestas -para muchos impostadas- que mostró el Ayuntamiento aduciendo que no sabía nada y que todo le había pillado por sorpresa. Porque el viejo puente de La Casería, además del valor que de por sí tenía como construcción industrial característica del siglo XIX, era "un elemento de identidad cultural" de la ciudad. Así, de hecho, lo reconocía en su momento el avance del Plan General. El puente tenía un enorme valor sentimental para la localidad y, en especial, para los vecinos del barrio de La Casería, que todavía hoy lo recuerdan con gran cariño.

En su momento se advirtió de que en el PGOU vigente -el del año 92- no estaba protegido y que el Ayuntamiento no había presentado alegaciones en este sentido al proyecto para las obras del desdoble de la vía, que expresamente incluían su derribo. El Consistorio, por su parte, siempre negó que la demolición se hubiese llevado a cabo con su consentimiento e incluso exigió con vehemencia su reconstrucción e integración en la nueva plataforma urbana prevista con el soterramiento de la zona (todavía pendiente). Lo cierto es que, a pesar de la polémica desatada, no pasó de ahí. Ni por la vía administrativa ni por la judicial se insistió más en la reconstrucción del puente de La Casería o se intentó exigir responsabilidades. Así que el puente, definitivamente, pasó al extenso catálogo del patrimonio que La Isla ha ido perdiendo con el paso de lo años. Lo ocurrido no tuvo mayores consecuencias

Los vecinos de la zona todavía lo recuerdan. "Aquello no hizo ninguna gracia", señala Enrique Fuentes, presidente de la asociación de vecinos El Pino, que se emplaza a ecasos metros del puente. "Sobre todo por cómo se hizo. Se derribó de noche. Fue acostarse y levantarse al día siguiente viendo que el puente ya no estaba", lamenta.

El puente se perdió. Pero este colectivo vecinal ha insistido en la necesidad de proteger otro elemento histórico que se emplaza en el entorno y que se vincula también a aquella construcción histórica. Se trata del viejo depósito de agua de la estación de ferrocarril, hoy día también abandonado. "Es una lástima que esté así. Hemos pedido que se adecente y que se recupere".

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