Innovar para un alumnado del siglo XXI
EDUCACIÓN
Loli Marín y Teresa Malo de Molina, maestras de Infantil del CEIP Reggio, ganan el primer premio del XXXII concurso autonómico para el fomento de la investigación educativa
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Puerto Real/Llevan toda la vida dedicada a la docencia. Son maestras de vocación que han sabido sortear la rutina con altas dosis de compromiso, profesionalidad y, sobre todo, con un profundo amor y respeto hacia los pequeños de Educación Infantil del colegio Reggio de Puerto Real, con los que trabajan.
Loli Marín y Tere Malo de Molina forman un tándem perfecto. Llevan juntas en el centro 25 años, y justo cuando han cumplido sus “bodas de plata como compañeras” han recibido el premio a la innovación educativa que concede la Consejería de Desarrollo Educativo y Formación profesional de la Junta de Andalucía.
Su proyecto ‘Introducción a la metodología STEAM en infantil’ ha sido merecedor del primer premio del XXXII concurso para el fomento de la investigación educativa. En concreto, han ganado el ‘Premio Antonio Domínguez Ortiz’, que reconoce las mejores investigaciones, experiencias y materiales educativos, sobre cualquier tema educativo, dirigidos a la innovación y mejora de la práctica educativa.
“Ha sido una sorpresa muy grande y una inmensa alegría”, reconocen ambas. “Este es uno de los momentos más dulces de nuestra carrera, y ya llevamos 25 años juntas. Más que muchos matrimonios”, bromea Teresa. Su trabajo lo realizan en el CEIP Reggio de Puerto Real. Tere con los pequeños de tres años y Loli con los de cinco, aunque en este proyecto trabajan con todos los alumnos de Educación Infantil.
Aunque tanto ellas como el propio centro están muy comprometidas con la innovación en la enseñanza, el verdadero resorte fue cuando optaron por aparcar los libros de las editoriales y utilizar un material propio. “Queríamos enseñar, no como nos enseñaron a nosotras, sino a niños y niñas del Siglo XXI. Hemos entendido que esa salida de la zona de confort es fundamental para innovar, y no hay que hacer grandes cosas”, explica Tere.
El proyecto por el que han sido premiadas “parte de cosas que estén sucediendo y que a los niños le genera confusión, ya sea porque les encanta o porque les crea algún miedo, para profundizar en él. A ellas, la idea les llegó como un rayo, literalmente. Para explicar de una forma práctica en qué consiste, se remontan al 25 de noviembre de 2020. Ese día, un rayo impactó en la subestación eléctrica de Puerto Real provocando un apagón generalizado durante unos quince minutos.
Eso sucedió sobre las nueve de la noche y sorprendió a los alumnos en casa. Muchos estaban cenando, otros en la bañera… y supuso un tremendo susto para ellos. “Al día siguiente, el comentario de todos era: ‘Seño, qué miedo todo oscuro’, y se hacían muchas preguntas”, recuerda Loli. Así, para calmar el miedo que muchos seguían teniendo a la oscuridad, empezaron a trabajar teniendo como tema a la electricidad. “Cuando dijimos que se había ido la luz se planteaban que cómo venía, quién la traía, cómo se producía y nos pusimos a trabajar en este proyecto”, explica Loli.
“Es un proyecto muy STEAM”, apunta Loli haciendo referencia a que promueve el método científico, la creación artística, el razonamiento matemático, el pensamiento computacional y el aprendizaje basado en la investigación, usando metodologías activas para que el alumnado sea el protagonista de su propio proceso de enseñanza y aprendizaje.
“Para nosotras es muy importante el premio porque se reconoce el trabajo en la Educación Infantil, que en muchas ocasiones se ha entendido como un ‘guardaniños’ y no como una de las etapas más importantes de la educación. Es precisamente en esta etapa donde resurgen todos los elementos madurativos y donde ellos pueden dar más de sí”, afirma Loli.
En su proyecto utilizan todo tiempo de elementos, principalmente tecnológicos. Así, en el caso del apagón, empezaron a trabajar e investigar. “Consultamos la prensa, para ver qué es lo que había pasado exactamente, y luego otros recursos para que, cada uno desde su nivel, fuera adquiriendo una idea global desde la vista científica. Investigando, no solo a nivel manipulativo que es fundamental en Infantil, sino mediante pantalla digital o buscando información sobre términos que ellos desconocían, como qué es una subestación eléctrica. Es decir, a partir del apagón, que generó miedo, se generaron también conocimientos e intereses muy relacionados con la ciencia”, explican.
A todo esto sumaron el valor emocional, que está siempre presente, trabajando el miedo a la oscuridad y buscando un valor positivo que tienen emociones como el miedo, “que no siempre es malo porque nos defiende de muchas cosas”, apostilla Tere.
Todo este aprendizaje se completa con el aspecto artístico. En este caso se utilizaron cartulinas negras que simbolizaban la oscuridad, para pintar con lápices blancos, algo a lo que los pequeños no estaban acostumbrados.
“Es un trabajo sin libros pero en el que se usan muchos recursos. El armario de una maestra de infantil es como un gran bazar turco, tiene que haber de todo; desde un pompero hasta cartulinas de colores, impresoras, recursos audiovisuales y mucho material de reciclaje, que siempre sirven para el aprendizaje”, bromea Loli.
En el colegio Reggio están encantados con las maestras que forman un dúo que se complementa a la perfección, tanto en el trabajo como en la personalidad. Una pone el elemento más creativo y otra el pragmatismo. La ilusión va a partes iguales, como la experiencia, que hace que hayan perdido el miedo a aventurarse a cualquier “locura” que se les ocurra porque saben que se pueden apoyar la una en la otra y que a lo largo de sus años de carrera han ido adquiriendo la suficiente experiencia, conocimientos y técnicas, para enfrentarse a cualquier proyecto.
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