Hay un efecto Feijóo

Editorial

Un liderazgo más fiable del PP, como el que encarna Alberto Núñez Feijóo, basta para detener las expectativas alcistas de Vox

14 de abril 2022 - 01:36

Con todas las precauciones que merece el sondeo electoral del CIS desde que Félix Tezanos se ocupa del, otrora, prestigioso instituto español, el barómetro de este mes de abril indica que el PP ha aumentado sus apoyos, una vez solventada la crisis de liderazgo con la elección de Alberto Núñez Feijóo como nuevo líder de los populares. Según el CIS, que aún coloca al PSOE como partido más votado, el PP recortaría hasta cuatro puntos por dos motivos distintos. Y más allá de posibles manipulaciones, éste es el factor más interesante, porque demuestra que el PP sigue siendo el gran partido del centro y la derecha de España, y que es uno de los bastiones contra los populismos, del mismo modo que el PSOE lo fue de Podemos, aunque finalmente se coaligó con este partido y, lo que es peor, pactó con fuerzas independentistas que son enemigas de los grandes consensos españoles. Lo que Feijóo sube se debe a unos pocos puntos -dos- que le resta a Vox, mientras que termina por rematar las escasas posibilidades de Ciudadanos. Hay, por tanto, una reagrupación del voto en torno al PP. Creemos que aún es pronto para prever qué efecto final tendrá el nuevo líder popular, por cuanto su mandato aún se está asentando en Génova. Faltan, por ejemplo, saber quiénes serán sus portavoces en las dos cámaras nacionales y queda por conocer si, finalmente, habrá acuerdos con Pedro Sánchez para renovar el Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial. Alberto Núñez Feijóo es un dirigente experimentado que no va a dar las volteretas mediáticas a la que nos tenía acostumbrando la última generación de líderes bisoños, que carecían de estrategias a medio plazo más allá de una obsesión enfermiza por la sobreexposición y los quiebros que le llevaba, de modo indefectible, a la combustión. Pensemos en Albert Rivera, Pablo Iglesias e, incluso, Pablo Casado, un efectismo del que tampoco se ha librado, aunque con otra rentabilidad, Pedro Sánchez.

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