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Cultura

El humor como refugio, a debate en el Festival de Cine Africano Tarifa-Tánger

  • Ayer también se inauguró la extensión del Parque de Los Toruños, en El Puerto, y se abrió el ciclo 'Visiones coloniales' en la sede campogibraltareña de la muestra

Una participante en una de las mesas redondas online.

Una participante en una de las mesas redondas online. / D. C.

El humor protagonizó la jornada de ayer sábado en el Festival de Cine Africano de Tarifa-Tánger con la máxima de que este género, al igual que en el resto del planeta, también sirve de contrapunto a lo trágico de la vida. La mesa redonda virtual y emitida en directo A Carcajadas, el humor en los cines de África, inauguró el VIII Árbol de las palabras a mediodía de ayer. Se trata de la rama de reflexión y conversación de este foro anual del FCAT que se realiza de la mano del Programa ACERCA de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.

En la mesa, guiada por el director del Festival SACO de Oviedo, Pablo de María, han participado las cineastas Marguerite Abouet, dibujante de cómic y directora de Aya de Yopougon y Laurence Attali, directora de Tabaski, además del crítico y periodista senegalés Demba Cissoko. Entre otras cosas, los ponentes han considerado que el humor permite poner encima de la mesa temas delicados que a lo mejor de otra forma no aparecerían. Así como que los asuntos políticos, religiosos o sociales pueden funcionar mejor en un filme con la herramienta del humor.

El género de la comedia, “denostado por los festivales”, en palabras de Pablo de María, logra “desdramatizar” temas muy sensibles como la homosexualidad, para la cineasta Marguerite About. La también realizadora Laurence Attali opina que el humor “es una forma de acercarse a culturas ajenas”, mientras que para el crítico senegalés Demba Cissoko es, ante todo, “saber reírse de uno mismo”. El periodista africano ha invitado a “redefinir el concepto de humor” como herramienta política y artística que sirva para señalar un problema, “más que para divertir”.

Todos en esta primera mesa, que ha sido seguida de forma global vía Youtube Live y las redes sociales del festival –por ejemplo desde los Centros Culturales Españoles en Guinea Ecuatorial (Malabo y Bata)– han estado de acuerdo en que no hay “nada mejor que el humor frente al dolor”.

Diez películas que pueden verse en la sala virtual del festival en Filmin, así como en las salas tarifeñas, acompañan a esta sección que pasan por la comedia dramática y la comedia romántica, por el humor poético del director africano de referencia, Djibril Diop Mambéty, de cómo los juegos de palabras y las variaciones en el habla de un idioma pueden ser objeto de risa, al igual que las creencias ciegas e irracionales. También, cómo la realidad tragicómica puede esconderse en un género, a priori, tan poco cómico como el documental.

Entre los largometrajes de esta sección se pueden ver el filme francés de animación Aya de Yopougon, dirigido por Marguerite Abouet y Clément Oubreri; el congoleño Macadam Tribu, de Zeka Laplaine; La mezquita, filme marroquí firmado por Daoud Alouad-Syad; además del mediometraje El Franco y el largo Hyènes, del maestro Djibril Diop Mambéty. Asimismo, el largo sudanés Hablando de árboles, que participa en la competición de esta 17 edición del FCAT y a la vez forma parte de este ciclo dedicado al humor.

Aula de Cine Africano

Ayer sábado también comenzó el Aula de Cine Africano impartida por el crítico y programador Javier H. Estrada, una oportunidad única en lengua española dirigida a estudiantes de cine, periodistas, profesionales del audiovisual o cualquier persona interesada en profundizar sus conocimientos y comprensión de los cines de África. Enmarcado en el contexto del VIII Árbol de las Palabras, el curso se retransmite en streaming y en diferido en Guinea Ecuatorial y en los países de América latina.

Realizado de la mano del CICUS de la Universidad de Sevilla, Estrada ha comenzado este aula haciendo crónicas de Los años de fuego: El cine ante las Guerras de Independencia. Un cine plagado de identidades múltiples, lingüísticas, etnológicas y religiosas que lo hacen más heterodoxo y complejo que el cine occidental que se encuentra en el centro de todo y suele apartar lo que existe en su periferia.

Ayer también se inauguró la extensión del FCAT en el Parque Metropolitano Marisma de Los Toruños y Pinar de la Algaida, en El Puerto de Santa María. Se proyectaron los cortos El Sghayra, de la argelina Amira Géhanne Khalfallah; el congoleño Machini, de Frank Mukunday; y Tabaski, de Laurence Attali, todos pertenecientes a la sección en competición En Breve.

Proyecciones en Tarifa

En las sesiones presenciales tarifeñas se han podido ver algunos títulos de la sección Visiones anticoloniales, que gira sobre los 60 años de independencias africanas, con películas como Monangambée, de la maestra del cine africano Sarah Maldoror; Mangui meli remains, de Konradin Kunze y A Story from Africa de Billy Woodberry.

Por último, se proyectaron los dos documentales de la sección dedicada a Guinea Ecuatorial, No obstante, crean: Manoliño Nguema, de Antonio Grunfeld, y El escritor de un país sin librerías, de Marc Serena.

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