Qué asco de erizos

Doña Cuaresma

02 de febrero 2024 - 06:00

El domingo se celebrará en La Viña (menos mal, lejos de mi entorno clasicista gaditano) una fiesta que a mí siempre me ha parecido muy representativa de lo que es el Carnaval. Y es que no hay nada más ordinario que comer un erizo. Es la cumbre del mal gusto, con el rechupeteo de esas lenguas gordas, blanquecinas, con llagas, rebañando el interior de esos equinodermos. Un gesto propio de quienes no tienen recato ni compostura. Que llevan toda su vida sin saber usar los cubiertos y que, en su pereza crónica, comer erizos supone realizar el mínimo esfuerzo. Siempre me he fijado en las fotos de la Erizada publicadas por este diario al día siguiente en las caras viciosas de hombres y mujeres lamiendo ese bicho bamboleante tan poco apetecible que al menos debería comerse con una cuchara, pero eso es mucho pedir para esas personas tan poco instruidas. Ya tuve que soportar ver las fotos de la Ostionada, que es más de lo mismo pero cerca de mi casa. Qué horror. Y el domingo también será la mejillonada. Otra monería que no precisa de esfuerzo alguno. Vaya porquerías se meten en las bocas esas personas que hacen cola para mendigar comidas de pobres. Porque, claro está, si repartieran turbantes de lenguado o bacalao al ajoarriero en esa cola habría menos gente que en el Pay-Pay para escuchar al Procopio y al Hum (berto). Que no está hecha la miel para la boca del carnavalero. Gambada, erizada, berzada, huevada... todo junto es la Gran Mamarrachada.

stats