Fútbol | Primera Federación

El San Fernando se aferra en Mérida a la tabla de salvación (0-1)

  • El equipo azulino sabe sufrir en la capital extremeña y hace bueno el tanto anotado por Biabiany en la primera mitad

  • Perales, héroe de los isleños al detener un penalti a Bonaque en el último suspiro

Dani Molina y Rafa Páez intentan sacar una pelota junto a Perales.

Dani Molina y Rafa Páez intentan sacar una pelota junto a Perales. / Quintero / SFCD

Han tenido que pasar la friolera de 77 días para que el San Fernando volviese a saborear una victoria. El equipo de Pablo Alfaro, que llevaba sin ganar desde el 6 de noviembre, fecha en la que venció al Fuenlabrada en el Iberoamericano, logró una victoria que sabe a gloria, sufrida hasta el último extremo, hasta el último segundo, cuando Perales se convirtió en héroe al parar un penalti a Bonaque. Los isleños, y no era para menos, celebraron el triunfo de una manera impresionante y habrá que esperar que esta victoria, aunque no basta para salir de las posiciones de descenso, sirva para incrementar la moral de un equipo que no encontraba la manera de certificar su juego con un triunfo.

Solamente dos cambios introdujo Pablo Alfaro con respecto al equipo que perdió en Majadahonda. Por un lado, el técnico maño dio entrada a Dani Aquino como delantero puro. El jugador, que ha llegado al equipo azulino a principios de semana, tuvo un protagonismo especial, principalmente en los primeros compases del partido. Y por otro, el mediapunta de enganche entre el centro del campo y la delantera, y en esta ocasión Alfaro decidió que Ilyas Chaira fuera el centrocampista de creación en detrimento de Bicho.

Con ello, el equipo isleño comenzó el partido tremendamente centrado. La premisa era que los emeritenses no encontrasen la fórmula de crear peligro y, sin duda alguna, el cuadro visitante lo consiguió en la primera mitad. El partido prácticamente se disputaba en la zona ancha, cuando comenzaron a pasar cositas. En un principio ya Rafa Páez recibió la primera amonestación del partido en el 2’ y Farrando lo hizo en el 10’, con la correspondiente presión de jugar prácticamente todo el partido con la espada de Damocles sobre la cabeza.

En el minuto 5’ llegó la primera oportunidad local, y casi la única del partido, ya que un balón en segunda línea a Álvaro Ramón tenía todos los ingredientes para abrir el marcador para los locales hasta que se cruzó en el camino Farrando para abortar la situación. En la continuación de la jugada fue Aquino el que tuvo su primera ocasión como azulino. La internada del delantero terminó con un peligroso disparo al palo largo de Javi Montoya que obligó al cancerbero del equipo extremeño para evitar el tanto.

A raíz de esas dos jugadas el choque entró en una dinámica de nada de nada, sin dominador claro, buscando más el romper el ritmo del contrario que el de crear ocasiones de gol, esas que brillaron por su ausencia. Cuando todo parecía que seguiría con la misma tónica, llegó, en el 35’, el córner que significó el cero a uno. David Ramos la puso de lujo en la cabeza de Biabiany que, entrando desde atrás y ante un poco de parsimonia de la zaga local, adelantaba a los suyos.

Los azulinos, lejos de lo que les ha ocurrido en anteriores choques, se plantaron bien en el campo, continuaron con el mismo ritmo de partido y evitaron, en todo momento, alguna jugada de peligro de un Mérida que solamente contó con una cuando la primera parte expiraba en un disparo de Carlos Cinta que blocó con acierto Perales.

En la segunda parte no cambiaron para nada las tornas. El equipo isleño seguía manejando el partido a su antojo, hacía que su buen posicionamiento sobre el terreno de juego no permitiesen jugada de peligro alguna del rival que, lógicamente al verse por debajo en el marcador imprimió una marcha más al choque.

Pero lo que se veía, lo que se saboreaba, lo que se presumía era que estaba mucho más cerca el segundo tanto de los de Alfaro que la igualada de los de Barrero. El equipo de La Isla salía en numerosas ocasiones plantándose en campo contrario con contras de tres para tres, pero el sino de los isleños no era otro que el de sufrir hasta el final.

Gabri Martínez pudo anotar el tanto de la relativa tranquilidad, pero su disparo, después de plantarse en solitario en una gran carrera ante Javi Montoya, fue flojo y débil y el portero extremeño no encontró oposición alguna en el tiro.

La jugada con más peligro para los locales llego casi inconscientemente. Un centro-chut que cogió mala dirección de Sandoval se estrelló en la base del poste. Era el 62' y el Mérida casi no había inquietado al equipo de La Isla. En el 78’ un fallo en un intento de salida de Perales terminó con Farrando sacando el cuero de debajo de los palos y en el 80’ fue Rubén del Campo el que no acertó tras una jugada personal.

Los fatídicos minutos del descuento, esos que le han costado al equipo azulino ya varios puntos, llegaron con el nerviosismo y la incertidumbre. El penalti decretado por el colegiado llevaba al traste todo el trabajo realizado por el equipo azulino durante 97 minutos, pero entonces apareció la figura de Perales, que le dio tres puntos de salvación a un equipo que había trabajado lo indecible para conseguir una nueva victoria. 77 días después.

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