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Crítica de Cine cine

Bárbara Lennie. / M. G.
Manuel J. Lombardo

10 de diciembre 2016 - 02:34

La ficha

*** 'María (y los demás)'.Comedia dramática, España, 2016, 90 min. Dirección y Guión: Nely Reguera. Intérpretes: Bárbara Lennie, José Ángel Egido, Pablo Derqui, Vito Sanz, Julián Villagrán, María Vázquez, Rocío León. Música: Nico Casal. Fotografía: Aitor Echevarría.

El largometraje de debut de Nely Reguera, que cosechó algunos premios importantes con su corto Pablo, juega la baza (bastante segura) del retrato femenino y generacional en un mundo de inercias patriarcales y un entorno familiar reconocible en su entrañable normalidad disfuncional.

Con la garantía que ofrece tener a Bárbara Lennie de su lado, aquí en un perfil cómico de estirpe clásica, María (y los demás) despliega una suerte de naturalismo pop en el que la mirada de la protagonista, su mundo de ilusiones y decepciones, contagia el tono de la narración entre costumbres y rutinas, observadas por Reguera con conocimiento de causa, reparto de juego coral y buen ojo para el detalle costumbrista.

María cuida del padre enfermo, trabaja en una librería modernita, tiene un amante poco comprometido y no acaba de rematar nunca la novela con la que espera triunfar algún día. Reguera la observa con empatía pero a prudencial distancia: la chica es, como la vida misma, imperfecta y torpe, tiende a engañarse más de la cuenta y no puede esconder el pequeño monstruo interior cuando las circunstancias le hacen perder el control sobre el entorno.

En la casa familiar, verdadero núcleo del filme, María ocupa su rol funcional y servil mientras los hermanos la ningunean o no la toman en serio y el padre y su nueva compañera la han desplazado de sus viejas labores.

Siempre en un tono liviano y grácil, por momentos algo seco, María (y los demás) exhibe su tenue mensaje feminista entre la observación de rituales de proximidad y una cierta ingenuidad propio de la comedia de mujeres en crisis. Y es ahí en medio donde la mirada y la gestualidad de Lennie operan el pequeño gran logro de hacer trascender las limitaciones (de la película y de su personaje) en cierta verdad reconocible, aunque haya que ponerla a correr por las calles como gesto algo desgastado de la toma de conciencia, la liberación y el inicio de la emancipación.

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