Laurel y rosas

“Sancti Petri: lo que no vivimos”, documental y testimonio

El poblado almadrabero de Sancti Petri sigue siendo una nostalgia y un misterio. “Cuando la profesora nos preguntó sobre si queríamos hacer una película decidimos entre todas hacerla sobre este lugar que nos parece un misterio”, dice la voz en off de un documental entrañable y necesario: “Sancti Petri: lo que no vivimos”. Esa voz en off habla sobre la imagen de las ruinas del poblado, que curiosamente aún mantiene en pie su antiguo cine, y abre el documental creado por ocho alumnas del IES Poeta García Gutiérrez: Celia Espada Guerrero, María Ruiz Muñoz, Paula Ligero Caballero, Ana Aznar Espinosa, Nazaret Rodríguez Medina, Almudena Ramos Pozo, Alba Panés Ortega y Lucía Cano Estrada. La profesora es Cristina Ortega. Cinco años después de que se pusieran en marcha el proyecto del documental, realizado entre 2016 y 2019, ni las alumnas ni la profesora –destinada en Granada– están ya en el Poeta, pero hace unos días se reunieron de nuevo para asistir a la proyección del documental en el C. I. del Vino y la Sal. “Estamos muy orgullosos del trabajo pero con mucha humildad, solo esperamos que guste”, dijo Cristina Ortega. Y sí, claro, que lo hizo.

“Algunas alumnas, que se embarcaron en el proyecto con 16 años, tenían lazos directos o indirectos con el poblado de Sancti Petri, que era el escenario y la historia que habíamos elegido como hilo conductor. Otras, sin embargo, no conocían nada del mismo”, reconoce Ortega, que en el curso 2016-2017 puso en marcha el taller de cine después de que el Poeta recibiera el premio del Consejo Audiovisual de Andalucía (CAA) por el documental “Cruce de Caminos”, en el que profesores y alumnos hablan sobre vidas y anhelos profesionales. “Esa experiencia nos demostró las posibilidades creativas y pedagógicas del documental”, admite Cristina Ortega. El salto hacia Sancti Petri parecía arriesgado. Porque como narran al principio las alumnas, que van intercambiándose como voz narradora: “No sabemos mucho sobre Santi Petri tan solo unas viejas historias que hemos oído, que todo el mundo vivía de la pesca y la conserva del atún y poco más”. Y de eso tratan. De preguntar y de escuchar, del encuentro entre “los que no vivieron” en aquel poblado del Consorcio Nacional Almadrabero y los testigos, del abrazo entre generaciones para desandar la historia y reconstruirla para que los más jóvenes sepan.

Son cuatro los entrevistados: José Romero Dávila –el fotógrafo conocido como Pepe Medina–, Ana Reyes Bermúdez, Charo Aragón Marín y el padre Emilio López Botelo. “El guion original fue variando según pasaba el tiempo y, especialmente, una vez que empezaron a escuchar los testimonios de los entrevistados”, explica Cristina Ortega. “Fue entonces cuando decidieron centrarse en la vida social del poblado –prosigue la profesora–. Ante todas las posibilidades y líneas argumentativas que podía ofrecer el documental, las alumnas sintieron que tenían que contar no solo las historias que habían escuchado, sino lo que había significado para ellas tanto el proceso de investigación como los testimonios de los entrevistados”. Pepe Medina reviviendo sus primeras fotos a la puerta de la fábrica. Ana Reyes recordando a su padre vendiendo mantecados y sus paseo de adolescente por las Palmeras. Charo Aragón rememorando cómo vivían y trabajaban las mujeres, cortando, echando aceite, enlatando el atún.

“En este proceso, las jóvenes intentan no sucumbir a la nostalgia y tristeza que destilan los testimonios cuando hablan del final de Sancti Petri, cuyo cierre significó la pérdida repentina y traumática de un modo de vida –resume Ortega–. Por el contrario, enlazan las vivencias de los entrevistados con sus propias voces, plasmando sus impresiones del enorme salto generacional y social que se ha producido desde la creación del poblado de Santi Petri hasta la Chiclana de hoy en día”. Lo hacen, además, con el apoyo de dos reconocidos documentalistas andaluces, Alejandro Alvarado y Concha Barquero. Aunque el documental se estrenó en el Festival Alcances, durante la edición de 2019, no se había proyectado hasta ahora en Chiclana. Y es un verdadero regalo.

El cura Emilio revela, por ejemplo, cómo se negó –y con él los demás sacerdotes de la Iglesia Mayor de San Juan Bautista– a bendecir la barriada de Fuente Amarga, que nació para acoger a las familias del poblado que se quedaron sin nada. “Lo hice por una razón muy sencilla porque se había cerrado Sancti Petri y no estaba muy claro que faltaran los atunes, sino parece que ahí había otros intereses ocultos que hizo que el poblado desapareciera y eso lo mantengo porque me ha costado mucho trabajo el ir buscando datos e intentar hilvanar una hipótesis”. Hace, exactamente, 50 años que la almadraba Punta de la Isla, la que abastecía al poblado de Sancti Petri, se caló por última vez. Pero, no, no murió, ni desapareció, ni se olvida. Como afirman las alumnas en “Sancti Petri: lo que no vivimos”, documental y testimonio, al final: “Algunos ven Sancti Petri como un lugar en ruinas pero nosotras solo podemos ver un lugar lleno de vida”.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios