“Il Trovatore”, éxito de García Gutiérrez
Laurel y Rosas
Chiclana/Anoche, en plazas, museos, teatros, cines, aeropuertos, casas de cultura, fundaciones… de toda España retransmitieron en directo “Il Trovatore”, la gran ópera de Verdi, en un intento sin precedentes del Teatro Real por sacar la ópera a la calle. También fue posible seguirla gratuitamente en streaming por Facebook y por el Palco Digital del Teatro Real, que es donde uno pudo verla extasiado.
El Real culmina así la programación de su Bicentenario con un montaje soberbio –que permanecerá en escena hasta el día 25– que exalta la dramaturgia y reivindica la absoluta modernidad de este popular título verdiano, de fuego omnipresente, con brujas, muertes, aristócratas, amores prohibidos, maldiciones y venenos que, sobre todo lo demás, es un canto al amor. Ese amor como lo entendían los románticos y Antonio García Gutiérrez: “En un mundo sin amor, el dolor y la muerte son inevitables”.
“Il Trovatore” es un drama medieval que, todos sabemos, trasplanta a los cuatro actos y ocho cuadros de la ópera la apoteosis de “El Trovador”, el drama tumultuoso y popularísimo de nuestro gran poeta romántico, Antonio García Gutiérrez. Porque este espléndido Verdi de “Il Trovatore” no habría sido posible sin García Gutiérrez, que muchos medios en este protagonismo de ópera en la calle y el éxito de un montaje extraordinario han descrito como “autor español” –los que más– y otros —los menos— como “autor gaditano”. Muy pocos han expuesto su nacimiento aquí en Chiclana y, menos aún, que prácticamente la proyección de “Il Trovatore” coincide con el 206ª aniversario de su nacimiento en la calle Corredera –solo un día después, de hecho– de esta ciudad, entonces villa, en 1813.
De ese cumpleaños sí se ha acordado Taetro, con la colaboración del Ateneo, una vez más con un celebración lírica y teatral del nacimiento del Poeta, en la plaza Patiño, donde está el busto de García Gutiérrez, obra del escultor Pedro Frías Alejandro y encargo del padre Salado; ahí lo más cerca posible a la que fue su casa de la calle Niño Jesús, que es como se llamaba en 1813. El Museo de Chiclana le dedica también una exposición al “García Gutiérrez impreso”, una muestra bibliográfica que expone más de setenta publicaciones desde su primera obra editada, el poemario “Un baile en la casa de Abrantes”, de 1834. “Un grano de arena” (1880) fue su último estreno. Cuatro años después, muere en la calle de Fuencarral, en Madrid, como “gloria del Teatro nacional”. No solo murio´ en 1884, sino que con e´l perecio´ tambie´n su fama. Su enorme y exagerada fama...
Hubo un destacado ministro que faltó al funeral de García Gutiérrez, y la prensa vino a reprocharle la ausencia en la despedida al gran autor de “El Trovador”. La respuesta fue muy contemporánea: “¿Pero no la escribio´ Verdi?”. Es cierto que si hoy persiste la memoria de García Gutiérrez es gracias a Verdi, que no solo llevó a la escena operística “El Trovador”, sino también “Simón Bocanegra”. Pero no es suyo todo el mérito.
En 1851, después de la reposición de “El Trovador” en el Teatro Español, y que García Gutiérrez aprovechara para retocar el drama y dejarlo íntegramente en verso –pese a ello, el estreno en 1836 ya se sabe que fue un éxito incomparable–, Verdi lo lee y lo propone a su libretista, Salvatore Cammarano: “A mi´ me parece hermosísimo, imaginativo y con situaciones poderosas”, se lo describió el compositor, que en un primer momento quiso titular la ópera con el nombre de su protagonista en italiano, “Leonora”. Cammarano, que fue muy fiel al texto dramático de García Gutiérrez, fallece en 1952. Verdi confía entonces en un joven Leone Emmanuel Bardare, que revise la adaptación, pero prosigue su fidelidad al famoso texto de García Gutiérrez.
Tanto es “Il Trovatore” el drama de “El trovador”, que en Madrid la primera representación de la ópera fue el 16 de febrero de 1852, solo un año después de su exitoso estreno en Roma. Ese año hubo dieciséis representaciones de “Il trovatore” en el Real. Y allí se presenta García Gutiérrez pidiendo los derechos de autor, como en Francia se le habían reconocido a Victor Hugo ante la representación de la ópera “Norma”. Y como no le escuchan, pide el amparo al Gobierno por el impago por parte de la dirección del teatro. El Marqués de Molins, Mariano Roca Togores, instruye la demanda y falla a favor del poeta.
El fallo es espléndido, y vigente aún hoy: “El Trovador es creación exclusiva del poeta español; ni hay más cronista que su ingenio, ni más modo de ser que su fantasía. Sin D. Antonio G. Gutiérrez ni hay Manrique, ni Leonor, ni Azucena, ni duelo, ni convento, ni hoguera, ni nada, en fin, de cuanto atraerá al Teatro Real la concurrencia pública”. Así es. Verdi lo sabía y siguió confiando en los dramas de García Gutiérrez. Llevó a escena “Simón Bocanegra”, el otro gran éxito, y estuvo a punto de hacerlo también con “Venganza catalana”. Como seguiría recurriendo a Shakespeare, Victor Hugo, Alejandro Dumas, Lord Byron, Schiller y el Duque de Rivas. Verdi y García Gutiérrez nunca se conocieron personalmente. Pero ambos reconocían el genio del otro. Por eso “Il Trovatore” es sublime.
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