En pleno Parque Natural de los Alcornocales, se ubican dos municipios hermanos, dos localidades gaditanas que comparten belleza, historia y naturaleza: Castellar y Jimena de la Frontera. Muy cerca, a tan solo una veintena de kilómetros, se encuentran la una de la otra, convirtiendo su visita en un plan estupendo para una escapada de fin de semana.
Esa fraternidad que desprenden ambas se manifiesta en una estética común: casas blancas que reflejan el sol y calles perfumadas por flores de vivos colores en un intrincado urbanismo que, en los dos casos, ha sido declarado Conjunto Histórico Artístico y que se reúne en torno a un castillo con unas espléndidas vistas. Además, el apellido que las une rememora la importancia histórica de estos dos enclaves durante el medievo, cuando fueron marca y frontera entre las culturas musulmana y cristiana.
Pero aún hay más: Jimena y Castellar son sinónimos de naturaleza. Y es que los dos pueblos están rodeados de frondosos bosques milenarios, con alcornoques y quejigos a los que acompañan unos ríos de aguas cristalinas que tienen su nacimiento en el mismo corazón del Parque. Los amantes del senderismo tienen una motivación más aparte de su insuperable entorno: los dos municipios están conectados por el primer sendero señalizado de nuestro país, el GR-7, que lleva de la costa de Cádiz a Andorra.
Castellar de la Frontera
Castellar de la Frontera son dos pueblos en uno. Y es que están Castellar Viejo y Castellar Nuevo, este último construido en 1971 a ocho kilómetros del antiguo. Conocido por sus vecinos como el Castillo, el Viejo desprende magia y belleza, tantas que ha dejado impresionada a la prestigiosa revista National Geographic, que lo ha incluido varias veces en sus listas de pueblos más bonitos de España. Emplazado en lo alto de una colina de difícil acceso, se halla estratégicamente ubicado entre los ríos Guadarranque y Hozgarganta, en el centro geográfico del término municipal. Los yacimientos de Cuevas del Cancho, los de Tajo y Abejera sitúan su orígen en la Edad del Bronce, pero es con la conquista musulmana cuando este adquiere su verdadera identidad, llamándose Al-Qars.
La fortaleza, de forma pentagonal, traslada al paseante a la Edad Media. Sus casas, plazoletas y calles repletas de flores se amontonan en su interior, impregnando de misterio y asombro el recorrido, Pronto aparece la Iglesia del Divino Salvador y, adosado a ella, un pasadizo llamado algorfa, que la une con el Alcázar, el edificio más nobiliario de toda la fortificación y el más emblemático.
Otra construcción de origen musulmán es la Torre de la Almoraima que, asentada sobre una colina, servía además de torre almenara como medio de transmisión de noticias.
Jimena de la Frontera
Al norte de Castellar, en las faldas del monte de San Cristóbal, entre los ríos Guadiaro y Hozgarganta, en un paisaje de gran belleza y variedad, aparece orgullosa Jimena de la Frontera, conocedora de sus más de tres mil años de antigüedad.
En lo más alto del cerro, se eleva el castillo, construido por los árabes en el siglo XIII sobre los restos de otro anterior de origen romano. Su torre del homenaje es una visita ineludible para quienes quieran disfrutar de unas vistas impresionantes del Parque Natural de Los Alcornocales y el mar a lo lejos.