Cádiz CF

Rodrygo destroza a un combativo Cádiz CF (0-3)

  • El brasileño derriba la muralla de un equipo amarillo que planta cara pero carece de acierto arriba

Chris Ramos remata de cabeza ante Rüdiger.

Chris Ramos remata de cabeza ante Rüdiger. / Jesús Marín

El Cádiz CF hizo lo que pudo hasta caer ante un Real Madrid que acabó imponiendo la ley de la lógica. Es tanta la distancia entre un equipo y otro que por más que peleó el conjunto amarillo hasta sufrir tres golpes certeros que terminaron con su resistencia.

Tenía poco que perder y mucho que ganar el equipo gaditano. En los cálculos para la salvación no entran los puntos contra rivales de semejante grandeza. No hay lugar para hurgar en la herida de una derrota contemplada dentro de los parámetros de la normalidad. Y eso que los locales llegaron a tener sus opciones que no aprovecharon, sobre todo en una notable primera parte.

Para tener opciones frente a un adversario de semejante calado hay que rayar la perfección. No fue el caso pese a la continua pelea aderezada con una dosis de inocencia que hizo imposible la posibilidad de una gesta.

Rodrygo causó estragos por la izquierda y fue el verdadero causante de la derrota de un Cádiz CF que debe centrarse al cien por en Mallorca y Vigo, que es donde se la juega de verdad.

El cuadro local reconoció antes de saltar al tapete que partía con piel de cordero como quedó reflejado en una alineación atípica compuesta por una defensa de cinco hombres y un solo punta.

Sergio González construyó una muralla con doble pared de contención: una con cinco zagueros y otra con cuatro efectivos en la zona central, con Chris Ramos por la izquierda en defensa y acompañante de Roger Martí arriba en ataque.

No sucedió nada que no fuese previsible en los compases iniciales. Posesión de balón de los visitantes y frecuentes acercamientos al área. No tardó en intervenir Conan Ledesma para domesticar un balón que se había envenenado tras rebotar en un compañeros después de un centro de Carvajal. En el 6, abortó un tiro de Rodrygo.

Pero los de casa estaban dispuestos a presentar batalla. No sólo se emplearon a fondo en la innegociable labor de la destrucción, se empeñaron también en buscar el gol. En el 8, un libre directo lanzado por Javi Hernández se escapó por encima del larguero. En el 11, un cabezazo de Chris Ramos se perdió muy cerca de un poste y casi sin respiro, un testarazo de Robert Navarro obligó a intervenir a Lunin.

El Cádiz CF lo estaba haciendo bien. Valiente, ordenado, sin complejos... hasta que Rodrygo, al filo del cuarto de hora, improvisó una obra ante la que sólo cabe el aplauso. El brasileño, titular tras la baja de última hora de Brahim, se internó por la izquierda veloz y con el balón controlado, se escoró hacia el centro y cuando estaba en la frontal soltó un derechazo con el que alojó el esférico por la escuadra para poner el 0-1.

Sólo necesitó un chispazo el Real Madrid para colocarse con ventaja demasiado pronto. Se notó la diferencia, entre otras cosas, en la pegada.

Con el marcador en contra, la misión de los locales fue doble. Por un lado, intentar ir a por el empate sin precipitarse. Por otro, tratar de mantenerse con vida hasta la recta final del partido con un marcador apretado. 

Modric impuso un ritmo pausado. Los blancos se lo tomaron con calma (sólo aceleraron en tres cuartos) aunque pasaron momentos de apuros con la presión alta de un Cádiz CF corajudo a la espera de un golpe de efecto que a punto estuvo de conseguir Roger Martí en el 39 con un disparo flojo pero colocado desde el balcón del área que iba camino del gol hasta que apareció la mano de Lunin para hacer un paradón.

Los amarillos rozaron el empate dos veces porque en la prolongación, de nuevo Roger disparó desde la ventana del área y el balón se marchó por centímetros. Kroos había estado cerca de elevar en 0-2 en el 43 con un misil que se estrelló contra el muro cadista con Ledesma fuera de sitio.

El 0-1 al descanso no repartió justicia. El Cádiz CF mereció más en la primera mitad pero la falta de acierto en la definición ejerció de palanca de freno a falta de la segunda parte.

El decorado no cambió en la reanudación. Los locales corrieron detrás de la pelota que el cuadro merengue movió sin prisa de un lado a otro como si quisiera guardar fuerzas para futuros compromisos.

El desgaste lo sufrieron los de casa mientras los blancos perdonaron el segundo gol en el minuto 53 de manera incomprensible cuando Rodrygo, solo delante de Ledesma, sirvió el cuero a Joselu para que marcase a puerta vacía y éste no se atrevió a tocarlo pensando que estaba en fuera de juego. Y no lo estaba.

Les costaba salir de atrás a un Cádiz CF con problemas para conectar con el balón y Sergio González reaccionó con la entrada de Darwin Machís para intentar remover el ataque. Casi no le dio tiempo a aportar al venezolano antes de que que el gigante blanco sentenciase el encuentro.

El tiro Modric al poste en el 83 fue el anticipo del 0-2 que una vez más firmó Rodrygo un minuto después en una acción de máxima excelencia. Sorteó con rapidez y habilidad a todo el que se le puso por delante y solo ante Ledesma no perdonó con una definición certera que supuso un mazazo en toda regla para los anfitriones, que no dejaron de intentarlo pese a que la derrota era casi inevitable.

Maxi Gómez, nada más ingresar al césped, perdió el último tren de los locales de meterse en el partido. En el 68, el ariete (había relevado al lesionado Chris Ramos), falló una ocasión que era imposible errar. Delante de Lunin, sin que nadie le molestase, no alcanzó a rematar en condiciones y regaló lo que nunca debe regalar un artillero.

Tras esa ocasión desperdiciada, el encuentro careció de historia. Modric se llevó una ovación de gala de toda la afición (local y visitante) poco antes de que Bellingham acudiese a su cita con el gol con un remate raso y cruzado en el 73 tras asistencia de Rodrygo.

El 0-3 dejó inservibles los últimos minutos que al menos valieron para la reaparición de Brian Ocampo después de una larga ausencia de nueve meses. Casi marcó en el alargue con un cañonazo que desvió Lunin. Y Ledesma, cojo desde la primera parte con un muslo dañado, aguantó hasta el 78 con un riesgo innecesario. David Gil disputó la recta final de un partido más que finiquitado. El arquero ganó un mano a mano con Joselu.

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