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Historia

Una de las primeras fotos de Cádiz: una imagen de Gautier y Piot en 1840

Daguerrotipo realizado por Gautier y Piot en el verano de 1840, conservado en la Fundación Getty

Daguerrotipo realizado por Gautier y Piot en el verano de 1840, conservado en la Fundación Getty

Qué romántico debió ser para los Románticos franceses la España decimonónica llegando al ecuador del siglo. Ya no había que velar la retaguardia, atrás quedaba la Guerra de la Independencia y el reinado de Pepe Botella, y andando el tiempo los convecinos más curiosos se atrevían a cruzar los Pirineos para recorrer la geografía peninsular de cabo a rabo, en la búsqueda de un sincretismo cultural único, de una mezcolanza estética entre Occidente y Oriente, así como del carácter polimórfico de un territorio no exento de una convulsa situación política y social. Varios nombres sobresalientes en la literatura y el periodismo galo pisaron suelo trasfronterizo para acabar publicando en formato libro la gesta de sus periplos, en la que resaltaron tradiciones religiosas y seculares, escenarios, costumbres, gentes de bien y canallesca, según lares y situaciones. Y en ese transito de norte a sur y vuelta, Cádiz era parada obligatoria por su singularidad histórica, por su urbanismo y su enfática idiosincrasia, que a ojos del viajero extranjero ofrecía un sin fin de visiones e ilusiones cognitivas y sensoriales.

Pocos meses después que el primer procedimiento fotográfico se presentara en París, el daguerrotipo, agosto de 1839 (aunque realmente antes hubo otros), dos reputados peregrinos emprendieron su personal ruta hispánica. Théophile Gautier y Eugène Piot, recorrieron el país de mayo a octubre de 1840, tomando notas y experimentando con la nueva técnica de obtención de imágenes que estaba revolucionando las formas de comunicación hasta el momento establecidas. Las notas y la buena prosa del primero terminaron reunidas en la edición de 1843 Tra los montes (posteriormente Voyage en Espagne), que relata el recorrido realizado desde Irún por veinticinco ciudades hasta llegar de vuelta a Port-Vendres. Pero también contaba con la complicidad del segundo, un crítico y coleccionista de arte que aprendió la nada fácil y lenta técnica daguerrotípica, y que al albur de la mirada exploradora, realizaron al alimón una de las primeras tomas de Cádiz, entre julio y principios de agosto de 1840.

Un verano tórrido, ventoso y pleno de luz, que sirvió para colocar el trípode en una azotea con sus paredes de cal blanca resplandecientes como un encendido lucernario. Al contrario que en otras ciudades que optaron por los monumentos (Monasterio de El Escorial, Torre del Oro, ayuntamiento y Jardines del Alcázar en Sevilla y el Patio de Los Leones de la Alhambra), en Cádiz la toma fue distinta; se eligió la ciudad desde lo más alto, quizás para encontrarse de bruces con las enhiestas torres vigía que tanto reflejaban su pasado comercial, quizás para entender la arquitectura capitalina en el submundo que recogen las azoteas andaluzas; con sus almenas, la ropa tendida, el lebrillo y los juegos infantiles. En este sentido escribe Gautier en su texto “el azul era el cielo repetido en el mar; el blanco la ciudad misma… Hay terrazas y abundan los torreones, los miradores, y algunas veces las cúpulas. El efecto es extraordinariamente pintoresco. Todo está enlucido con cal; los balcones muy salientes tienen una armadura parecida a una jaula de cristal y lucen en ellos cortinas rojas y tiestos de flores”.

Sea como fuere, lo cierto es que Gautier y Piot realizaron una excelente fotografía primigenia de unos 20 minutos de exposición aproximadamente con la cámara Maison Susse Frères, fabricada por los hermanos Susse que tenía un precio en su época de 350 francos, una cantidad nada desdeñable para la economía del momento. A esto había que añadir los costes del material fungible; placa de cobre, plata, mercurio y vapores de yodo, para fotosensibilizar y extraer la imagen expuesta.

Una imagen única y positiva, extremadamente delicada que debía volver a Francia para el reconocimiento de lo vivido y que hoy se conserva en la Fundación Getty Museum Collection, situada en California, pudiéndose ver en el repositorio digital de libre acceso (también fue publicada en 2001 por la editorial Espasa Calpe en el libro La fotografía en España, de los orígenes al siglo XXI). Esta organización altruista creada por el millonario fideicomiso del magnate del petróleo J. Paul Getty, igualmente posee las otras cinco fotografías que estos dos diletantes realizaron en el trayecto, y que han sido citadas con anterioridad. Unos documentos gráficos de valor inestimable, habida cuenta del momento en el que fueron realizadas, apenas unos meses después que el procedimiento fotográfico se colocara definitivamente y de manera destacada en sociedad.

José A. Tejero Lanzarote

Presidente de la Asociación Cultural Foveal

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