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Edificios públicos

Los garabatos en la postal de La Caleta

  • El balneario de La Palma presenta un aspecto deteriorado con desconchones y numerosas pintadas

Los bajos del balneario con numerosas pintadas.

Los bajos del balneario con numerosas pintadas. / Jesús Marín

Una de las estampas más fotografiadas de Cádiz es la playa de La Caleta con el balneario de La Palma situado en el centro. Es una de las imágenes idílicas de la ciudad pero tras ese maquillaje está la realidad de un edificio por el que empieza a notarse el paso de los años.

En ello tampoco ayuda la acción de los propios humanos, que se empeñan en manchar con toda clase de pintadas los bajos del edificio que alberga el Centro de Arqueología Subacuática de la Junta de Andalucía.

Desde fuera, si se enfoca el ojo en los detalles, se pueden ver que en la parte situada a la izquierda de edificio hay cristales rotos en las dobles ventanas a los que ni siquiera se les ha retirado los restos hechos añicos.

En la fachada se empieza a ver que necesita una actuación que acabe con los desconchones, manchas de humedad e incluso grietas que se pueden apreciar en algunos lugares de la estructura. Hay que tener en cuenta que este edificio, que fue prácticamente reconstruido hace 30 años, se encuentra en primera línea frente al mar y, por lo tanto, también sufre un importante desgaste.

Alrededor de las nueve y media de la mañana de este viernes, se podía ver bajos las columnas del edificio a un grupo de chicas que estaban haciendo un entrenamiento colectivo, y a otra pareja sentada y fumando con sus dos perros correteando por la playa. Más al fondo y cerca de la balaustrada, un carrito de bebé con muchas bolsas y objetos que pueden ser de algunas de las personas sin hogar que pernoctan por allí, aunque en invierno baja mucho porque están mucho más expuestos al frío y a la humedad. Una vez que empieza a llegar la primavera, aumenta la ocupación. Muy cerca de este carrito, también hay una colchoneta y unas mantas y algunas bolsas de plástico alrededor.

En los bajos también hay desperdigadas por algunas zonas botellas de alcohol y envases de zumo que son la huella que dejan algunos grupos de jóvenes que se reúnen allí sin que haya muchos ojos encima, sobre todo a primera hora de la tarde, para beber o, simplemente, echar el rato.

Sin embargo, lo que ganan son las pintadas. Nicolás el hombre libre ha dejado su huella como el que pide que se le chupe la sangre con una pintura roja. La propia estructura de la parte inferior con las columnas invita a que pueda haber actos vandálicos.

Con el lavado de cara importante que tiene que tener, para este edificio el Ayuntamiento planteó que saliera de allí el Centro de Arqueología Subacuática y pudiera ir un establecimiento hostelero emblemático, pero de momento no ha fructificado la propuesta con la Junta de Andalucía.

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