Juan Pidre Alonso, capataz de la patrona

"La polémica de la medalla es por cuatro que no entienden la idiosincrasia de Cádiz"

  • Veteranía en el martillo. El año pasado cumplió un cuarto de siglo mandando la cuadrilla de la Virgen del Rosario, siendo uno de los hombres fuertes del convento de Santo Domingo

-¿Cómo llega Juan Pidre a Santo Domingo y a la Patrona?

-Me he criado en el barrio. Nací enfrente del Juzgado y al año me fui a vivir frente a la Cárcel Real, en la calle Concepción Arenal. En Santo Domingo estoy desde que era chico. Ya luego Ildefonso Gutiérrez Poyato cuando creó la archicofradía jaló de la gente del barrio para revitalizar el culto a la Patrona. Yo entonces pertenecía a la peña Andújar y prácticamente todos los socios nos hicimos hermanos. Un día Ildefonso decidió acabar con el sorteo de capataces y hacer una cuadrilla propia y entre la gente que entonces sacábamos Perdón y Siete Palabras hicimos la cuadrilla.

-¿Capataces por sorteo?

-Sí. Antes sacaba la Patrona Manuel Pájaro, y el presidente del Consejo, Rafael Corbacho, insistía en que los demás capataces querían sacarla, proponiendo que en la procesión del Corpus el Pájaro sacara la Custodia y otro capataz elegido por sorteo sacara la Patrona; cosa que no aceptó el Pájaro. El Consejo se reunía después de Semana Santa para ver a qué cuadrilla le tocaba sacar a la Patrona, una en Corpus y otra en octubre. Eso se hizo siete u ocho años, hasta octubre del 92, Julio (Reyeros) fue el último que la sacó mediante ese sistema. Ya en el Corpus del 93 entramos nosotros los hermanos.

-Veinticinco años como capataz del Rosario cumplió usted en 2017. ¿Para qué da ese tiempo?

-Para estar en Santo Domingo como en mi casa. Allí estamos todo el año, porque te obliga a estar liados con la cuadrilla de manera permanente. Para que te hagas una idea, ahora en diciembre tenemos el montaje del Belén, cuando lo desmontamos después de Navidad ya empezamos a trabajar con las cuadrillas de Semana Santa, tal y como termina la Semana Santa nos ponemos con el Corpus, luego descansamos julio y agosto y en septiembre empezamos a preparar la Patrona. Además, hay un grupo de diez o doce personas de nosotros que estamos en todos los montajes y todo lo que se hace en Santo Domingo durante el año. Creo que no hay nada que se haga allí que no pase por nuestras manos.

-¿Cuál es la relación de Cádiz con su Patrona?

-Cada día hay más gente colaborando, por día es más intensa. Se ha retomado un contacto entre la ciudad y Santo Domingo y la Virgen que quizá hace treinta años no había. La archicofradía en eso está funcionando muy bien, cada vez hay más hermanos, con Pascual (Saturio) al frente; cuando él llegó la Patrona prácticamente tenía el paso nada más, y hoy la cofradía lo tiene todo, no necesita pedir nada prestado.

-¿Le debe la ciudad algo a Pascual Saturio?

-Yo creo que la ciudad le está reconociendo cada vez más el trabajo diario que realiza. Pascual tiene una entrega absoluta en la Patrona, se desvive por Ella, nos empuja a todos a hacer cosas. Ya en su momento propuse que lo nombraran Hijo Adoptivo de la ciudad, porque es un manchego que lucha lo que lucha por Cádiz desde que llegó, y así por lo menos le reconoceríamos su constancia. Él está continuamente pendiente al convento para su mantenimiento, al culto de la iglesia y dispuesto a servir a todo el que lo llame. Posiblemente su labor diaria sea muy desconocida.

-¿Merece la Virgen del Rosario la Medalla de Oro de la ciudad?

-Sin lugar a dudas. Además, no se ha hecho nada especial que no sea seguir el procedimiento habitual. Se recogieron firmas, se llevó junto a la petición al protocolo que marca el Ayuntamiento y se concedió la medalla en base a la decisión del pleno. No hay más.

-¿Y qué le parece entonces la polémica que rodeó a esta decisión del Ayuntamiento?

-Polémica de cuatro, que no entienden la idiosincrasia de Cádiz. No entienden que aquí es normal que uno salga en Carnaval y luego vista con su túnica en Semana Santa, por ejemplo. Esta ha sido siempre una ciudad muy abierta, y en estas cosas se sigue notando.

-El alcalde sí lo entendió.

-Porque el alcalde es gadita. Debo decir que en estos veinticinco años de capataz de la Virgen del Rosario, los tres alcaldes que he conocido (Carlos Díaz, Teófila Martínez y José María González) no tengo más que palabras de agradecimiento porque lo que ha necesitado la archicofradía y la Patrona han estado siempre a la altura.

-¿Cómo vivió el juicio por la demanda de Europa Laica, usted que además tuvo ocasión de acudir el día de la vista?

-Con cierta indignación, aunque tampoco fue una cosa muy violenta. Entre otras cosas porque la parte contraria ni siquiera se personó ese día, por lo que no sé yo si merece la pena seguir adelante eso.

-Usted saca la Patrona a la calle tres veces al año (vísperas de Corpus, Corpus y 7 de octubre). Cada vez hay más imágenes recorriendo las calles durante el año, ¿nos estamos pasando?

-No creo que nos pasemos, porque en otras ciudades nos multiplican. Pero sí es verdad que a lo mejor debemos dejar las cosas para momentos más excepcionales. Nosotros, por ejemplo, el año pasado creo que salimos con la Virgen hasta en diecisiete ocasiones, entre las visitas a la parroquia, la magna, el Corpus, su festividad... Pero la imagen que quedó es que estaba la ciudad llena en cada salida. Yo me sentí muy contento, desde luego. De hecho, ya estamos con la mente puesta en el año 2022, cuando se cumplen 75 años de la coronación; hasta esa fecha no habrá más nada extraordinario.

-¿Y la Semana Santa actual, cómo la ve usted que ya es veterano?

-Cada vez más difícil.

-¿En qué sentido?

-En todo. Por ejemplo, hay cofradías que hacen un esfuerzo que no es normal, se ve que hay detrás un grupo de personas que son los que realmente la mantienen y sacan adelante algo que es hasta milagroso.

-¿Y con la Madrugada qué se debe hacer?

-La Madrugada tiene dos vertientes, entiendo. Si la queremos se puede continuar, aunque ya sea solo con mi hermandad del Perdón. O bien hacer una tarde-noche larga uniendo a las cinco cofradías que quedan. Yo temo que la Madrugada se perderá si no se arregla este asunto.

-¿Usted apuesta también porque su cofradía mantenga la salida a las tres de la Madrugada?

-Mi cofradía eso lo tiene grabado a fuego en su ADN. Los hermanos tenemos esa costumbre de llegar a Santa Cruz a las dos de la mañana para salir a las tres; y aunque ahora no se pueda hacer por motivos de fuerza mayor y por la necesidad del Consejo de configurar los horarios, en el seno de la cofradía es lo que se quiere. Yo creo que si se hiciera una encuesta entre los hermanos del Perdón, el noventa y tantos por ciento apostaría por seguir saliendo a las tres de la Madrugada. Es lo que hemos conocido siempre.

-¿Cómo va a vivir el día de la Patrona?

-Uf. Ese día prácticamente lo vivo en Santo Domingo, entre la función del voto, la ofrenda, recoger y preparar luego todo para la procesión y empezar a preparar la cuadrilla a las cuatro y media para salir a la calle a las seis. Y luego, cuando la procesión se recoge, nos quedamos allí para quitar tres o cuatro cosas del medio y dejar a la Virgen dispuesta para cuando abra la iglesia al día siguiente. Prácticamente, entro en Santo Domingo a las diez de la mañana y me voy a las doce de la noche. Es el día grande de mi casa, sin duda; por el que trabajamos, eso sí, todo el año y sobre todo el último mes o mes y medio.

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