Hispanofrancesa
De andar por casa
En la rehabilitación de esta casa se han recuperado muchos elementos originales de su construcción como son los arcos y sus techos
Cádiz/La casa que hoy recorremos es una casa histórica conocida como la Casa de los Arcos, ubicada en la localidad de Sanlúcar de Barrameda. La casa, en sus inicios, se encontraba ubicada en la zona del antiguo Arrabal de la Ribera, que dio origen al barrio bajo sanluqueño en tiempos del II Duque de Medina Sidonia, Don Enrique Pérez de Guzmán y Meneses (XVI). En su interior se conserva la obra civil original de los siglos XV y XVI. Su propietaria María Luisa de Contes y su marido Manuel Jesús Barba, tras adquirir la propiedad, estuvieron un año de obras adaptándola a sus necesidades y recuperando los elementos originales de su construcción. María Luisa, sanluqueña de nacimiento, ha vivido gran parte de su vida en Francia y eso se refleja en la decoración. Para ello ha utilizado una gran variedad de muebles y objetos provocando una mezcla ornamental entre el estilo francés y el español.
La casa ocupa una superficie de 350 metros cuadrados que se encuentran repartidos en planta baja más dos plantas y una azotea.
La planta baja tiene la entrada y una especie de salón recibidor. En la primera planta, salón, comedor, cocina y office; y la segunda, dos dormitorios con sus baños y un patio.
En la planta baja, una gran consola francesa con una tapa de mármol roja del siglo XVIII , junto a un espejo, dan la bienvenida. El salón de recibo lo protagonizan dos espacios que se encuentran delimitados por unos arcos de ladrillos del siglo XVI. En la primera de esas estancias del salón, se ha creado un espacio con una mesa de San Antonio acompañada por un banco de estilo renacimiento y una pareja de jamugas. En este espacio cuelga de su pared un importante reloj francés , acompañado de una pareja de apliques franceses de bronce. Seguidamente se ha creado un pequeño espacio con una chimenea rodeada de azulejos hidráulicos de mediados del siglo XIX. En la otra zona del salón de recibo se reserva una de sus esquinas para una pequeña bodega donde se almacenan algunos vinos en un antiguo mueble de bodega. Toda la estancia descrita combina en su suelo el mármol y el ladrillo de tablas. El techo ha recuperado su madera original y está pintado con el color verde orleans.
Una escalera de piedra, donde cuelga un cuadro de San José de principios del siglo XIX, comunica con la parte superior.
El comedor lo ocupa, en gran parte, una mesa inglesa acompañada por un conjunto de sillas francesas. En el fondo de esta estancia cuelga un espejo francés que aumenta la percepción de los espacios. Una antigua vitrina de madera de pino contiene en su interior diferentes vajillas alemanas y francesas. Y entre sus paredes cuelga un florero de principios del siglo XIX. Todo ello, se encuentra junto a un original sillón francés de finales del siglo XVIII, tapizado en seda, que decora una de sus esquinas.
El salón ocupa dos espacios limitados por una consola francesa con un espejo del mismo estilo. Los dos espacios los ocupa un conjunto de sillones y sofás de finales del siglo XIX, junto a una mesa de caoba de galápago. En las paredes laterales de esta estancia se han aprovechado los huecos para una librería y elementos decorativos bien seleccionados.
En la planta segunda, el dormitorio principal ocupa su cabecero una pintura de gran formato del pintor jerezano Gonzalo Torné, que representa la desembocadura del Guadalquivir. En esta estancia se ubica un gran vestidor donde se custodia una gran colección de trajes de flamenca de los diseñadores sanluqueños ‘Los Pepes’. Un coqueto baño acompaña a esta habitación con un original lavabo realizado con una pila de mármol turco y herraje de hierro. Este dormitorio comunica con un patio donde se encuentra un jardín que se comunica con la azotea.
Las cortinas que cuelgan de las diferentes estancias de la casa son francesas así como muchas de sus puertas que han sido restauradas.
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