Asuntos Sociales

Comerciantes de San Francisco se quejan de los malos olores por orines

  • Califican de “inhumana” la situación originada por una sintecho en el tramo entre la plaza de San Agustín y la calle Nueva

Estado en el que se encuentra la fachada del antiguo Juzgado de Menores, donde una persona sin hogar pernocta a diario.

Estado en el que se encuentra la fachada del antiguo Juzgado de Menores, donde una persona sin hogar pernocta a diario. / Julio González

La calle San Francisco es una de las más comerciales de la ciudad y, a su vez, de las más concurridas del casco histórico. En ella, está creciendo un problema de convivencia en el tramo entre la plaza de San Agustín y la calle Nueva. En el edificio que en su momento fue ocupado por el Juzgado de Menores y, anteriormente, por el Banco Atlántico, se ha instalado una persona sin hogar. Las dificultades aparecen por los olores a orín que se concentran en este lugar, lo que está motivando las quejas de los vecinos y los comerciantes de la zona por una situación que califican como “inhumana”.

En el escaparate de lo que era una entidad bancaria, se amontonan diversos utensilios para pasar el día. Laura, la dependienta de una tienda de moda cercana, cuenta que este problema ha crecido desde después del verano. “Empezó a dormir en un cajero, pero hicieron obras y se vino aquí”, señala esta trabajadora.

Entre las vicisitudes que resalta que sufren en este lugar, narra que “en la tienda de enfrente les ha orinado en la puerta”, con las consiguientes molestias por los malos olores. De hecho, afirma que la peste “se nos mete” en el negocio.

Ante esto, sí reconoce que, aunque la afluencia de clientes no se ha visto afectada, “la gente entra en la tienda quejándose”.

Aseguran que tienen que limpiar con lejía para evitar que la peste entre en los negocios

En otro establecimiento cercano, una de las empleadas explica que “de vez en cuando viene la Policía Local y manda a los servicios de limpieza”. Entiende que la situación es “complicada”, ya que “ella no quiere que se le ayude”. “No se puede hacer nada”, sentencia.

Esta trabajadora también comenta que “el pasado 5 de enero tuvimos que llamar porque no se podía pasar por aquí”. Durante la conversación, una clienta se suma al asegurar que la situación es “inhumana”, a lo que otra persona añade que “me tengo que tapar la boca para poder pasar”.

Con todo, la trabajadora sigue exponiendo que “otras ciudades como Sevilla o Málaga tienen un centro comercial abierto y no se ven estas cosas”. Asimismo, también reseña que éste es un espacio de paso para muchos de los cruceristas que llegan a la ciudad, por lo que califica la imagen como “horrorosa”. Además, a esto añade el “problema de insalubridad” que se crea al no actuarse para solucionar esta situación. “Esto no es normal. La Policía y el Ayuntamiento están al tanto”, indica la trabajadora.

Con todo, y para evitar las molestias a los clientes, remarca que “tengo que echar ambientador en la puerta” para camuflar los malos olores que se cuelan en el interior del local. Por todo esto, se cuestiona que “no sé hasta qué punto puede estar en la calle en estas condiciones”.

Mohamed, propietario de una zapatería en la calle San Francisco, asevera que “todos los días gasto un bote de lejía” para limpiar la vía por culpa de los orines. “En la tienda de ropa que está al lado, no se puede entrar por culpa del olor”, expone. De hecho, en el establecimiento que regenta, al igual que le pasa a sus compañeros de calle, cuenta que “los clientes se quejan de la peste”. Una situación que en verano cambia, ya que en esta época del año “está en Canalejas”, comenta Mohamed.

Ante este problema, reconoce este comerciante que “creo que no hay solución”, ya que “la Policía no puede hacer nada”. De momento, los comerciantes y los vecinos conviven con estas molestias a la espera de que una intervención de los Servicios Sociales municipales.

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