Cádiz

¡Ay, Garzón de mis carnes!

  • Carniceros del Mercado Central de Cádiz atizan al ministro de Consumo por recomendar una menor ingesta de productos cárnicos

Un detallista del Mercado Central de Cádiz corta una pieza de carne.

Un detallista del Mercado Central de Cádiz corta una pieza de carne.

Comer mucha carne va en contra del planeta. Por eso el apio es verde, aunque mucho menos atractivo que un entrecot. Las flatulencias de las vacas se cargan el ozono y el agua que beben las reses es excesiva. De ahí que el ministro de Consumo, Alberto Garzón, haya recomendado disminuir la ingesta de filetes. Sus declaraciones no han hecho gracia entre los ganaderos. En el caso de Cádiz, los carniceros. Garzón sin adobo, sin age, se lleva los palos de los detallistas del Mercado Central. Entre ellos el propio presidente de Asodemer, José Luis Martínez, también carnicero. “Ha querido ser valiente, pero le ha faltado meterse con las grandes industrias cárnicas que sí contaminan, pero se les permite”, afirma. “O que se meta con las líneas aéreas que tanto contaminan o con los campos de golf, que gastan más agua que las vacas”, recomienda al ministro.

Martínez hace esta reflexión: “Yo no he visto a un león morirse por comer carne, pero si le echan colorantes y porquerías, eso sí mata. Y eso lo hacen las grandes industrias y pagamos el pato los demás. ¿Por qué no se mete con los McDonalds y los Burger King? Ha sido valiente, sí, pero ha generalizado y ha hecho daño a un gremio como el nuestro que ya estaba tocado por la crisis”.

Al hilo de las polémicas palabras de Garzón el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, Martínez afirma que “un chuletón al punto es imbatible”, como el portero de Inglaterra hasta semifinales. “Claro, es normal que le guste, pero que le pregunte a los mileuristas si se lo pueden permitir”, desliza.

En el puesto de Beli una clienta destaca que “la gente se lo toma todo al pie de la letra, están linchando a Garzón en las redes”. “Que diga eso un ministro tiene tela, habiendo cosas más dañinas como el tabaco o el alcohol”, le rebate Jesús detrás del mostrador. “¿Y el pescado? Dijeron que eran peligrosas las cabezas de gambas y el pez espada. No saben qué inventar ya”, apunta la cliente. Jesús añade que Garzón “está ahí por lo que está: por el pacto de gobierno”.

Para Manuel Rodríguez Zamora, carnicero veterano, el asunto lleva por título “politiqueo barato”. “No me parece serio. Luego el presidente lo desautoriza. Entonces, ¿qué podemos esperar los ciudadanos?”. A Manuel, como a sus compañeros de gremio, nada le coge ya por sorpresa. “Ya llevamos varias crisis con las vacas locas, la gripe aviar, la peste porcina... y aquí seguimos. Con los asuntos tan complicados que tiene esta sociedad tiene guasa que se metan en estas cosas”, dice. Firme en sus críticas a la polémicas palabras de Garzón apunta que “menos mal que la gente, tan atosigada y sobreinformada, no se para ya en estas tonterías. No creo que la gente le haga caso y coma menos carne. Es muy difícil parar o variar la maquinaria del consumo”.

Ante el puesto que regenta Javi Casado dice Valentín, un cliente, que “habría que destituir a Garzón” después de sus comentarios. “En algunas cosas tiene razón, pero es un indocumentado. Y no es la primera vez que alarma a la gente”, asegura. A su juicio “hizo bien Pedro Sánchez, pero debió ser más contundente. Dijo que 'personalmente' muere con un chuletón, pero faltó hablar en nombre del Gobierno”. El carnicero Casado, a pesar de admitir que no estaba bien informado de esta situación, apostilla que “será otra mamarrachada más que no me tomo en serio”, preguntándose “qué se puede esperar de este Gobierno”.

Justo al lado, Curro reconoce en su puesto que declaraciones como las de Garzón “nos perjudican”. Este carnicero tiene claro que “el país tiene problemas mucho más graves como para decir estas cosas, no dejan vivir con tantas tonterías”.

El sanedrín cárnico de la Plaza de Cádiz dicta sentencia contra el ministro de Consumo. No se toma este asunto muy en serio. La vida sigue y la carne no faltará en los platos. Enfados de vuelta y vuelta. Los carniceros regresan al tajo mientras suena de forma imaginaria 'La barbacoa' de Georgie Dann.

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