medio ambiente

La pescadora estabiliza su vuelo

  • El número de parejas reproductoras en Andalucía se estanca en 17

  • El censo de enero detecta 160 ejemplares invernantes, de los que casi la mitad están en la provincia de Cádiz

Un águila pescadora, fotografiada en pleno vuelo.

Un águila pescadora, fotografiada en pleno vuelo. / alex colorado

Hace ocho años Andalucía vivía un hito medioambiental: el nacimiento de los tres primeros pollos de águila pescadora en la Península desde principios de los 80. Esta especie, una vez frecuente en el país, había ido desapareciendo fruto de la voracidad urbanística en la costa y de la persecución directa de las rapaces y su presencia había quedado limitada a la invernada de los ejemplares procedentes del centro y norte de Europa. Fruto de un programa de reintroducción, volvió a reproducirse en las provincias de Cádiz y Huelva y hoy presenta una población estable de 17 parejas, a la espera de que ésta siga creciendo en los próximos años tras un par de ejercicios en los que se ha estancado.

Lugar de invernada, en Andalucía han sido contabilizados 160 ejemplares en el reciente Día del águila pescadora, una iniciativa con la que se quiere implicar a la población de las áreas de invernada y nidificación en la conservación de la especie. Esos ejemplares provienen de puntos tan distantes como Córcega, Alemania, Finlandia o Reino Unido y han sido vistos en cinco provincias andaluzas, incluidos algunos puntos del Campo de Gibraltar, gracias a la colaboración de casi 120 voluntarios.

En el área de la Bahía de Cádiz se han detectado este año 36 ejemplares invernantes

Ese trabajo apoya el programa de seguimiento de la especie tras finalizar la reintroducción, porque "está en una fase en la que aún no podemos dejarla, hay que seguir trabajando en su conservación", explica Carlos Torralvo, ornitólogo de la Fundación Migres. Todavía queda mucho camino hasta llegar a las 100 parejas que se calcula que deberían nidificar en Andalucía en el año 2025, de cumplirse los modelos en los que se basó el programa de reintroducción, impulsado por la Junta de Andalucía con la dirección científica de la Estación Biológica de Doñana y la coordinación técnica de Migres.

El camino se inició en el año 2003, cuando se produjeron las primeras sueltas de pollos de águila pescadora procedentes de Alemania, Escocia y Finlandia en Cádiz y Huelva. Hasta 2012 se traslocaron 191 pollos utilizando el denominado hacking o crianza campestre, criando en cautividad a las aves hasta que fuesen capaces de volar. Las pescadoras son filopátricas, es decir, que tienden a retornar al lugar de nacimiento para reproducirse, y gracias a esta técnica las aves identificaban las zonas de suelta como su lugar de nacimiento. La primera pareja constituida por ejemplares reproducidos se establecía en 2008 en Huelva, en las Marismas del Odiel, y en 2009 llegaban los tres primeros pollos. A partir de ahí, la población ha ido en crecimiento, con momentos de mayores aumentos y otros en los que imponderables como unas fuertes tormentas han causado un buen número de bajas. Incluso se ha logrado otro de los hitos perseguidos: la interconexión entre distintas poblaciones. Una hembra de Huelva está reproduciéndose en Marruecos y también hay una procedente de Baleares en esa provincia, por lo que se está logrando un intercambio genético clave para la pervivencia de la especie.

Así hasta llegar a las 17 parejas andaluzas según los últimos registros, de 2016. El dato supone un estancamiento, al ser idéntico al de 2015, cuyos motivos pueden ser múltiples, explica Torralvo. No obstante, con 18 o 19 pollos al año durante el último bienio, apunta, el crecimiento debe seguir en las próximas temporadas, cuando esas aves empiecen a retornar a Andalucía para nidificar tras pasar dos años en sus cuarteles de invernada de África como parte de su proceso de desarrollo.

La Fundación Migres trabaja ahora en el seguimiento biológico de la especie y en la corrección de problemas que dificultan la reproducción. Entre esos problemas se cita la ocupación de los nidos del águila por cigüeñas, evitar las electrocuciones o algunas dificultades para compatibilizar el uso de un territorio por parte de sus habitantes y de las aves.

Ahí entran en juego iniciativas como el Día del águila pescadora que se celebró el pasado mes de enero en toda España y Portugal, coordinado por la Fundación Migres y con la participación de otras 14 entidades. La idea parte de los vecinos portugueses y España se sumó por primera vez el año pasado. En un día prefijado, grupos de voluntarios de todo el país salen al campo para intentar divisar las águilas, un recuento de los ejemplares presentes en el territorio nacional durante la invernada. Personas de todas las edades, profesionales y aficionados, se distribuyen por las distintas provincias para intentar contar los ejemplares y ver alguna anilla para determinar la procedencia de las rapaces. Esa información se pone en común después y dibuja una radiografía de la población invernante.

El pasado enero, en esa actividad se contaron en Andalucía 160 ejemplares en distintas provincias, casi la mitad de ellos (76) en Cádiz, seguida en importancia por Huelva (44). Según estos datos, los principales refugios invernales del águila pescadora son Doñana, donde se han avistado 45 ejemplares, y la Bahía de Cádiz, con 36. En el Campo de Gibraltar, se han detectado ocho águilas: seis en la Bahía de Algeciras, una en la playa de Cala Sardina y otra en el río Guadiaro. Casi 120 personas participaron en los conteos en todas las provincias menos Jaén. El objetivo final, como explica Carlos Torralvo, es "convertir a la pescadora en un animal de todos".

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