NO es por contrariar, pero la foto del retrete que ilustraba el domingo de piñata el reportaje de Ángeles Peiteado sobre la infravivienda en la sección 'Cádiz' del Diario es como muy poco denigrante para una ciudad que además por coincidencia ese día estaba festejando su semana más grande. Pero qué le vamos a hacer, si el retrete está ahí, no es un invento, ni una foto trucada, ni es producto de un espejismo producido por vapores alcohólicos carnavaleros, bien hace la periodista en denunciarlo.

Resulta ciertamente insólito ver en Diario de Cádiz un domingo de carnaval la foto de retretes comunitarios en dos viviendas de unas calles de nuestra ciudad, que para mayor escarnio llevan el nombre de Mirador y Gloria. Llamarse Mirador podría ser adecuado, porque ya se sabe que una vez ahí sentado solo te queda mirar al frente y esperar, pero lo de Gloria suena, o mejor dicho huele, a letrilla de chirigota. La visión del retrete es turbadora y bien que siento decirlo, porque se supone que es muy útil a sus usuarios, a falta de otro retrete mejor, y además ninguna culpa tienen ellos de esa situación tan lamentable. Pero, ¿qué puede pensar un visitante de nuestros carnavales que entra por una fastuosa iluminada Avenida (desde primeros de diciembre) y se sienta en un restaurante de la bien cuidada plaza San Juan de Dios, lee el Diario y se encuentra con la foto de un retrete como el de las calles Mirador y Gloria, que además están a dos pasos de donde él se repone con un delicioso cazón en adobo?. Pues no hace falta esforzarse mucho, pensará que aquí algo no funciona, o si funciona, no lo hace a la velocidad que debiera. Puede que haya un plan para resolver esta situación, pues ya se sabe que a los políticos les encanta hacer un plan, lo contrario ya sería otra burla aún peor, pero es que para resolver tales mofas no hace falta un plan, hace falta solo sensibilidad y menos promesas electorales. Yo no sé a quiénes votarán los usuarios del retrete de la calle Mirador y Gloria, pero yo les sugeriría que antes de hacerlo invitaran a un café bien fuerte a los candidatos y a ver si durante el encuentro alguno tiene necesidad... ya me entienden.