Cádiz va a pasar de tener un hospital en mitad de la Avenida a contar con un edificio más grande, con más camas, con más quirófanos y, aunque eso no lo diga la Junta en sus comunicaciones oficiales, más cerca del holding que han montado los tanatorios en Zona Franca y alrededores. Negocio seguro, oiga. Todavía recuerdo el antiguo Zamacola, que la dinamita derrumbó, en un espectáculo sin precedentes en la ciudad, para poder levantar el entonces nuevo hospital. O aquella entrañable casa de socorro, lindando con el antiguo Mirandilla y vecina de la desaparecida plaza de toros. Los políticos han decidido ahora cambiar la ubicación del hospital, que ya se sabe que una parcelita en la Avenida es la mar de golosa para el imperio del ladrillo, y modernizar sus instalaciones y sus prestaciones. Es de esperar que el proyecto, tan ambicioso, se acompañe de un mejor trato a los profesionales del SAS, sin contratos de saldo ni otras lindezas laborales.
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