Parece que Cádiz sólo puede crecer por el muelle. Que si una feria del mar, que si un festival de música, que si una gran regata... La ciudad está como loca por echar abajo la verja e invadir el espacio portuario. Incluso se estudia cómo será posible la convivencia entre la actividad propia de los muelles con el aprovechamiento para el disfrute ciudadano. La cuestión no es baladí. Dicen que en la segunda Gran Regata, al entrar Teófila Martínez al muelle le comentó a un trabajador portuario lo bonito que estaba todo lleno de grandes veleros, a lo que este, con retranca gaditana, contestó: "Más bonito está lleno de contenedores". Pues eso. El muelle, ante todo, debe ser un motor económico de la ciudad, y si los conciertos hay que hacerlos en el Carranza pues adelante. Al fin y al cabo los hosteleros de extramuros también tienen derecho a aprovechar el verano. Que son dos días.