A Cádiz le van a quitar hasta la liga de tabaco, que, acorde con los destinos del equipo de fútbol de la ciudad, va a convertirse en una liga de Segunda B. El nuevo ERE tabaquero va a dejar a la factoría de Cádiz más light que una cajetilla baja en nicotina. Tanto terreno para 65 trabajadores no tiene mucho sentido, por lo que todo indica que la decisión de estos empresarios ingleses es sólo el primer paso antes de dar la puntilla a la fábrica de Cádiz. Todas las administraciones han puesto el grito en el cielo, han prometido luchar contra la medida y dejarse la piel por los trabajadores y por el futuro de la ciudad, la Bahía y lo que haga falta. Es más sencillo, señores legisladores. Bastaría con cambiar las leyes que permiten a los empresarios manejar a su antojo los empleos y tratar a sus trabajadores como meros números. Porque son las leyes las que permiten estos despidos. No lo olvidemos.