Está demostrado que hay cosas que sólo pasan en Cádiz. Es una de las particularidades de esta ciudad en la que además los sucesos se disfrazan de coplas y se convierten en cuplés cuya brillantez, hay que reconocerlo, suele ser desigual, que no todo el mundo está dotado para sacarle fina punta a la actualidad. A veces es una lástima que el Carnaval sólo se celebre en febrero, porque los repertorios empiezan a construirse en septiembre y las mejores letras suelen ser, de ahí su valor, las que se refieren a hechos recientes. Por eso es una pena que este verano no haya Carnavales, porque los últimos meses han sido pródigos en acontecimientos dignos del mejor chiste cantado: la bandera rota por el temporal en la plaza de Sevilla, el pájaro de Hacienda, la llegada de una ministra a Defensa o el nombramiento de Bibiana al frente de la cartera de Igualdad. Todo un semillero de cuplés que más de uno recuperará a tiempo.
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