Alas administraciones se les olvida con demasiada asiduidad que Cádiz no es una ciudad como para desperdiciar ni un metro cuadrado. Así nos lo dicta nuestra condición cuasi insular. Pero, a veces, la ausencia de entendimiento entre los políticos provoca situaciones como las que ahora se vive en la Punta de San Felipe. Son muchos metros cuadrados que quedan a la espera de ideas. Rodeados de mar, aunque castigados por el viento, aguantan el castigo de sus adolescentes moradores, muchos de ellos carentes del más mínimo civismo, y de Ayuntamiento y Autoridad Portuaria que, en su idilio actual, no quieren sacar a la luz ni este tema ni, por ejemplo, el del necesario, abandonado y maltratado edificio Ciudad del Mar. Mientras, los hosteleros pasaron dura criba en la que debieron demostrar que se hacían cargo de esa nueva calle de Cádiz. Pero son ellos, ahora, los vigilantes de la ciudad, los que no miran hacia donde mira la diosa Gades.