CUANDO la NBA estaba más lejos que nunca, el mundo se separaba en dos. Entre los académicos y correctos chicos del este comandados por un rubio con tipo de granjero llamado Larry Bird, y el glamour del oro y el exceso del oeste con un mítico Kareem Abdul Jabaar y un genial base de 2,05 metros que respondía al nombre de Magic Johnson. Eran mediados de los años 80 y el único europeo que había sido capaz de asomarse por allí había sido un búlgaro desconocido y, posteriormente, el malogrado Fernando Martín.

Que un español pudiera jugar en uno de los equipos grandes de la NBA era impensable entonces. Encima, que lo fuera con un papel protagonista y estelar, menos todavía. Cuando debutó el otro día frente a New Jersey Nets con la camiseta morada de visitante venían al recuerdo que ese mismo escudo lo han sudado antes, además de los nombrados Magic Johnson y Abdul Jabbar, Wilt Chamberlain, Jerry West, A.C.Green, Shaquille O'Neal, James Worthy o el actual jugador franquicia Kobe Bryant.

Pau Gasol podrá refrendar en un equipo campeón lo que viene haciendo desde hace varios años en los pobres Memphis Grizzlies, a los que ha conseguid llevar hasta tres veces a los play-offs, con idéntico resultado en contra, 4-0.

Gasol puede convertirse en el primer español que consigue ganar el anillo de la NBA. Además, si en los próximos años se convierte en una auténtica referencia en el juego de los angelinos, podrá optar a los mejores premios individuales, como nuevas participaciones en el All-Star y por qué no, el galardón de MVP. No es lo mismo promediar 25 puntos por partido y perder la mayoría de ellos, como ocurría en la tierra de Elvis, a hacerlo en un equipo que brilla y que opta al título.

Los españoles van dando pasos para tener peso en la mejor liga del mundo. Martín levantó la barrera y los que han venido por detrás lo han hecho a toda pastilla.