Desde tribuna

José Joaquín León

Motivos para recuperar la ilusión

POR fin vimos al mejor Cádiz de la temporada, en una segunda parte para recuperar la ilusión. El 3-1 final no da idea de lo trabajada que resultó esta victoria ante un Celta, que posiblemente tiene la mejor plantilla de Segunda, con jugadores que vienen de Primera y no han perdido el estilo.

Calderón, un entrenador procedente de la cantera, poco a poco está sacando partido a la plantilla descompensada que tiene este Cádiz. Una plantilla que también cuenta con algunos de los mejores jugadores de Segunda, incluso con varios de nivel de Primera, pero con carencias en otros puestos y arrastrando una clara falta de fe en sus posibilidades desde las rarezas de la época de Baldasano.

Con dificultades y rectificaciones, tras cometer errores en sus primeros partidos en el banquillo, hay que reconocerle el trabajo a Calderón, que está cambiando la cara con sensatez al Cádiz y sacando provecho a jugadores en trance de perdición. Para ello ha conseguido algo fundamental: que el Cádiz luche, que no se pasee, como en tantos partidos del periodo de García Remón. Y ayer se notó.

No fue fácil. El Cádiz salió asustado ante un Celta que es uno de los candidatos más fiables para el ascenso. Lo acusó en la primera parte, en la que dieron un pasito atrás y estuvieron a remolque de los vigueses. Aún así se mantuvo a cero, con dificultades, porque ha ganado solidez desde que tiene a Cristian y Raúl López en los laterales, en este último caso claramente, porque el jerezano contagia su pundonor futbolístico. Si además tiene a Diego Rivas y Bezares hartándose de cortar balones ya se ha ganado bastante, aunque al principio se notara poco por la lentitud para jugar el balón, por las escasas llegadas de Enrique y Nano y porque Dani empezó desafinado.

Pero en la segunda parte se vio otro Cádiz, el mejor de esta temporada en Carranza. Fue cuando dieron un pasito adelante y el Celta reculó. Entonces Lobos tomó las riendas del fútbol para demostrar que es bueno en Segunda, y lo sería en Primera. Hubo una transformación generalizada. De modo que Dani recuperó el olfato goleador en dos acciones de mucha picardía, de ratón del área, aprovechando sendos fallos que se veían fáciles de marcar, pero que sólo son goles cuando estás en el sitio oportuno en el momento justo.

Todas las inquietudes que creó el Celta llegaron a balón parado, en las faltas que sacaba Canobbio. Fue una pena que los vigueses empataran temporalmente con un gol exactamente igual al que le marcaron al Málaga dos semanas antes en La Rosaleda, y que debía estar más que estudiado. Curiosamente, en otra falta igual, estuvieron a punto de empatar a dos, pero esta vez lo evitó Contreras, con un paradón, y en el contragolpe Gastón Casas convirtió en delirio un pase mágico de Lucas Lobos.

El 3-1 suena a victoria grande. Y sobre todo es importante que se recupere a buenos futbolistas que deambulaban vestidos de amarillo, incluido Parri, que en media hora confirmó que puede aportar cosas. El Cádiz está ahora a cinco puntos del descenso, que es lo primero que se mira, y a seis del ascenso. Viendo el calendario inmediato hay que ser prudentes, aunque es cierto que ayer la ilusión volvió a pasearse por Carranza.

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