Con la venia

Fernando Santiago

Feria, feria

IR a la feria es  muy  fatigoso.  Viendo las fotos de los que acuden al ferial de González Hontoria y al coso taurino de esa vecina y amada ciudad de Jerez comprendo el motivo por el cuál yo no voy. Hay que hacer tantas cosas para ir que no me siento capaz, desfallezco sólo de pensarlo. Tengo que comprarme brillantina y ponérmela en el pelo, asunto complicado dado lo exiguo de mi cabellera. Tendría que usar spray y no sé si se vende tal producto en ese formato. Si lo consiguiera, tengo que buscar una indumentaria que no vaya en desacuerdo con la que usan los naturales de tan bella población: un traje, una chaqueta azul cruzada con los botones dorados, o una chaqueta oscura con los pantalones claros tal que salida del escaparate de Moral. Una vez resuelto este engorro ¿qué calcetines usar? Descartados los blancos y los de colorines no sé si unos oscuros pueden servir ¿valen los de tipo ejecutivo?¿Punto Azul? Llegamos al asunto de los zapatos. Ummm, complejo tema. ¿Valen los Clarks, tan cómodos, para pasar todo el día de pie? Creo que no. ¿Unos mocasines Martinelli? Demasiado vanguardista. Entonces hay que recurrir a los clásicos Lotusse y me los tendría que comprar. Concluido este tema es preciso que la camisa tenga bordadas mis iniciales, y tampoco tengo. A poder ser una con cuello italiano, como las que usa Ricardo Costa. Una corbata de Hermès con nudo Wilson cuya punta llegue al cinturón, que tendría que ir a juego con los zapatos. Toda una complicación. Y por último, un pañuelo en el bolsillo de la chaqueta del mismo color de la corbata. Eso sí, doblado recto, que los tres picos han quedado antiguos. Clavel en la solapa no, que eso es de catetos. Una complicación. Si va uno de trapillo queda fatal , así que el equipo para ir a la feria no baja de los 600 euros y al menos una hora para vestirse. Ahí está el tío. Total, que no puedo ir a la feria. Qué tensión, qué complejidad, qué sufrimiento, qué de dinero. Mejor lo dejo para otro año. Y eso que estoy seguro de ser bien recibido, que allí tengo predicamento. Me aplaudirían por el ferial, me darían abrazos y celebrarían todo lo que he escrito y dicho sobre tan cosmopolita ciudad. Una lástima.

¿Qué decir de las mujeres que quieren ir a la feria? Otro lío. Tienen que tener un traje de flamenca. ¿Se llevarán dos o tres filas de volantes? ¿Se llevará el traje por debajo de la rodilla o hasta el suelo?¿los topos grandes o pequeños? ¿en rojo o en verde, con flores o con otros adornos?¿hay que tener mantón?¿es necesario una flor natural en el pelo?¿los pendientes tienen que ir a juego con el traje?¿unas alpargatas de colores con cintas atadas a la pantorrilla?. Interrogantes y  dinero. A pesar de todo la Avenida, a las 14:30, está llena de mujeres vestidas de flamenca que esperan a que las recojan para ir a la feria. ¿Serán esas mujeres de Cádiz-Cádiz? ¿la misma gente que  se parten la camisa por Cádiz y abominan de Jerez  salen corriendo al ferial? Todo para que al final vuelva la gente con dolor de espalda, cubiertos de albero y sin un duro en el bolsillo. Habrán comido mal, habrán bebido ese brebaje  que llaman rebujito y  habrán tenido que bailar.

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