UNA vez agotadas las reclamaciones sobre la alineación indebida en el último partido de la Liga 07/08, la pasada temporada ha finalizado deportivamente, aunque aún resta un recurso por la vía civil.

Los sucesivos recursos provocaron las lógicas distracciones del objetivo que se debía marcar. Aunque el flamante técnico cadista manifestara que le era indiferente preparar la plantilla para una categoría u otra, es indudable que tanto táctica como psicológicamente es diferente la Segunda A de la Segunda B. La prueba evidente está dada por lo ocurrido en la pretemporada, donde los mejores minutos del equipo fueron los disputados contra un Primera y las dudas más importantes aparecieron ante el teóricamente rival más débil, la derrota ante el Conil de Primera Andaluza.

Otro botón de muestra es la reciente eliminación en la Copa del Rey, ante un Conquense que será rival también en la liga regular.

Con estas premisas muy presentes, llega el inicio de la cuenta atrás, comienza una temporada que debe tomarse con la ilusión de conseguir estar en los puestos de cabeza, sobre todo como líderes, ya que la nueva reglamentación da mayores opciones de ascenso, pero es un camino largo, donde surgirán obstáculos que ésta, a priori buena plantilla, deberá sortear.

El Roquetas es un perfecto desconocido, un equipo sin curriculum, que llevaba veinte temporadas en Tercera, pero en estos momentos está militando en la misma categoría que el Cádiz y se merece un respeto, para que no ocurran sorpresas desagradables como la del pasado miércoles y se pueda comenzar con autoridad.