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Los cinco sentidos

Juan / Antonio / Micó

Campo de tiro

Por el título de la columna de este sábado, y sabiendo que estamos en periodo electoral, podría pensarse que voy a referirme a los tiros que se pegan estos días con tal de conseguir votos o restárselos al contrario. Pero no teman, no les voy a aburrir con más tiros. A lo que me quiero referir en concreto, es al campo de tiro que tenemos un poco más allá de Cortadura.

A falta de bosques y prados, la playa de Cádiz es el lugar de expansión más saludable que podemos encontrar. Todo es bueno, el aire, la sal, el agua y la arena. Cuando te levantas un día festivo radiante de sol de buena mañana y enfilas esa larga playa que te lleva a un horizonte de dunas y matorrales salvajes, que no se encuentra casi en ningún lugar de lo que queda de Europa, parece que este paisaje no tiene fin. Pero estás equivocado, la playa tiene fin, y más concretamente, la playa termina en un campo de tiro.

Efectivamente, cuando dejas de largo el Ventorrillo de El Chato, y hundes los pies en la arena mojada por la marea alta, y pierdes de vista los grandes bloques de piedra de Los Delfines y algún que otro edificio más, llega el silencio, es la parte más natural, más salvaje de la costa de Cádiz-Ciudad, es Torregorda. Esta zona de la playa de Cádiz es tan bonita que hasta en Google Earth se marca de forma destacada con un símbolo que simula una cámara fotográfica y que dice PHOTO026. Si pinchan en ella, verán una de las más fantásticas imágenes que se puede tener de una puesta de sol en Cádiz. Pues bien, a pocos metros de ese símbolo también verán una inmensa raya blanca. Esa raya no es arena, no es un riachuelo, es un muro que dice que hasta aquí llegó la naturaleza visible para el hombre. A partir de aquí, un cartel te detiene como si del peligro de unas arenas movedizas se tratara y te advierte que no puedes pasar, ¡peligro!, es un campo de tiro. Me gustaría que alguien me convenciera de que ese campo de tiro es necesario para nuestra supervivencia, para nuestra vida diaria más que la arena o el agua que no se puede pisar. No está la cosa en Cádiz como para ir poniendo muros a la libertad natural. Si hay que tirar la Aduana, antes hay que tirar el muro de Torregorda.

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