M AXI campaña electoral. Otra vez coinciden andaluzas con las generales. ¿Qué pecado habrá cometido Andalucía para merecer esto? A ningún político gallego, vasco o catalán se le ocurriría hacer lo mismo, sean del partido que sean: pero los políticos andaluces consideran que somos de segunda, aunque pregonen que somos de primera. Aunque, eso sí, hay que reconocerles su fina pituitaria al olisquear que a los andaluces nos da lo mismo atún que betún, porque ambos vienen en lata.

Esta coincidencia ha sido fuertemente criticada por todos los partidos a excepción, claro está, del PSOE beneficiario de la jugada. Si tan grave consideran esos partidos la afrenta que se le hace a nuestra Andalucía ¿Cabe una preguntita inocente? ¿Por qué no se plantean el no acudir a esas elecciones defendiendo así la dignidad andaluza? Sería noticia de primera plana en toda la prensa mundial. Muy al contrario, se dedican a duplicar las ofertas del posible ganador: más subvenciones, más árboles, más viviendas, más puestos de trabajo, y más compromisos que nadie cumplirá. En esta ocasión, tiene gracia la explicación que se nos da sobre la fijación de la fecha de los comicios: ha sido Madrid la culpable porque Andalucía la dio primero. Honda sabiduría política. Por un lado, Zapatero se librará del debate sobre la economía, el terrorismo y la política exterior, y Chaves huye del debate sobre infraestructuras, la pésima política educativa, el aumento del paro y del ruinoso tejido industrial. Todo rebujao, piensan, desorientará al electorado que al final no sabrá quienes tienen la culpa de sus males y quienes los solucionarán. Como siempre, algunos votarán en contra de unos y no a favor de otros, y la noche del 9 de marzo todos habrán ganado gracias a los sufridos andaluces que seguiremos esperando y deseando con infinita paciencia, el poder participar en unas elecciones donde se debata a fondo los auténticos problemas de nuestra tierra como hacen los españoles que son gallegos, vascos o catalanes.

Para terminar, quiero darles las gracias a la Conferencia Episcopal por haber despertado la conciencia de muchos votantes de izquierda.