Cultura

¿Pero qué tiene este teatro?

  • El Falla se abre a los visitantes con un recorrido histórico, sentimental y con el Carnaval como espina dorsal de la mano de 1d3milhistorias

Los visitantes, sobre las tablas del Falla. / JESÚS MARÍN

"Está muy bien esto, ¿eh?". A media voz, justo antes de entrar en la exquisita bombonera que es el patio de butacas del Gran Teatro Falla, el matrimonio comenta discreto su satisfacción ante el imponente silencio del coliseo que siempre "se ve más grande en la tele". Ha transcurrido algo más de una hora desde que el historiador Santiago Moreno y el carnavalero Francis Sevilla Pecci daban la bienvenida al grupo en la plaza Fragela y los visitantes ya están metidos de lleno en la dinámica propuesta. Se sienten cómodos -¿qué tiene este teatro que es tan familiar, tan cálido, incluso cuando sólo lo habita la nada?- y fascinados cuando suben a la escena para cantar Los Duros Antiguos, cuando se sientan a degustar una manzanilla en camerinos, cuando se acomodan en las butacas para emprender, paradójicamente, un recorrido histórico y sentimental por la vida patrimonial y carnavalera del Gran Teatro Falla. ¡Y aún queda una hora más de disfrute¡ ¿Qué tiene este teatro?, introducía Moreno que arranca desde los cimientos de la historia del que fue el Gran Teatro. ¿Que qué tiene este teatro? Sevilla Pecci lo canta, guitarra entre las manos, tomando prestado el pasodoble de 'El séptimo de caballería' de Manolo Santander. Comienza la ruta. Se abren las puertas del Falla, y no para los espectadores, para los visitantes.

Y es que la joven empresa, una spin-off de la Universidad de Cádiz, 1d3milhistorias ha logrado reabrir el admirado coliseo de la ciudad a visitas del público general con la ruta Cádiz y su Teatro Falla, que se celebra durante varias jornadas de este mes de diciembre.

Ayer tuvo lugar una de estas visitas guiadas por los expertos que se preocupan por implicar al máximo a los participantes en la idiosincracia de un teatro que, para la ciudad y sus habitantes, es mucho más que un edificio. Así, si Moreno utiliza un discurso tan riguroso como cercano para hablar de la importancia de los teatros desde el siglo XVIII en Cádiz y cómo a pesar de la pérdida de empuje económico en el siglo siguiente se quedó instalado en la ciudad el gusto por el teatro y la música, Sevilla Pecci marida sus experiencias personales como carnavalero con sus conocimientos sobre la historia de la fiesta en sus intervenciones donde no faltan las coplas insertadas perfectamente para comentar algún aspecto concreto del guión de la visita apoyada, además, con ilustraciones y cartelería de la historia del teatro que llegan a los móviles de los usuarios a través de whatsapp.

El grupo rodea la característica silueta del centro de estilo neomudéjar para acceder, y aquí reside la primera gran novedad para el ciudadano al uso, por la trasera del Falla. "Por aquí entrábamos las agrupaciones antiguamente", advierte el carnavalero con décadas de trayectoria en el Concurso que explica al ya entregado grupo "los niveles de nerviosismo" que sufren los participantes del certamen de coplas a medida que van avanzando por las distintas partes del teatro.

Y canta Sevilla Pecci el tango de 'Los pintores' (1949) del cubano que llegó a Cádiz, la primera copla que se escuchó en el Concurso del Falla, y cómo la censura hizo cambiar el final al autor. Y cuenta Santiago Moreno "las cinco etapas" del uso del teatro desde 1910 a nuestros días. Desde su exclusiva utilidad para exhibir obras clásicas a su apertura hacia las expresiones más populares.

Y pasea la formación por camerinos y se acomodan en el número 7 para escuchar el pasodoble de 'Calabazas' (Martínez Ares) donde se desmenuza todo ese sentir de un carnavalero minutos antes de pisar las tablas del Falla. Tablas que no son tablas y que el grupo de visitantes pisa, móviles en mano, para fotografiar la hermosa estampa del teatro a solas. Lo que no saben la veintena de personas (unos de Cádiz, otros de la provincia) que se tendrán que convertir en jurado y en chirigota para interpretar una coplilla y puntuarla. Hasta una de las asistentes se arranca a bailar por tanguillos.

"¿Y ahí abajo no podemos entrar?", pregunta uno de los visitantes intrigado por el foso, contrafoso y pozo de marea, el secreto a voces bajo el escenario, del que Moreno les ha hablado minutos antes. "Qué va, pero ojalá nos den permiso para próximas visitas", desea Sevilla Pecci compartiendo el anhelo de los asistentes.

Y suben al ambigú, y contemplan la estampa desde gallinero. ¿Qué tiene este teatro? El eco de las pequeñas historias, 1de3mil o cientos de millones, entre sus muros. El alma de una ciudad.

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