La Gran Plaza sobre el río Iro es ya accesible al público tras cinco años y tres meses de obras. Se trata de uno de los equipamientos públicos que más polémica ha desatado antes, durante y después de su construcción. Basta señalar tan sólo, como ejemplo, que la apertura al público se ha realizado sin que haya mediado acto alguno de inauguración oficial, cumpliéndose de esta forma el anuncio realizado a este Diario por el alcalde, Ernesto Marín, hace escasamente un mes.

La polémica por este equipamiento se inició cuando el equipo de gobierno socialista, con el entonces alcalde Manuel Jiménez Barrios a la cabeza, anunció su intención de construir una gran plaza sobre el río Iro. La propuesta partía del área de Proyectos Estratégicos, de la que era delegado municipal por entonces José María Román.

En principio, el proyecto, que ocupaba decenas de páginas, fue presentado ante la Demarcación de Costas como un parque sobre el río Iro. Esta opción fue rechazada por Costas. La solución fue rápida. Bastó cambiar el concepto de parque por el de plaza para que Costas autorizara el proyecto.

Así se llegó hasta el 8 de abril de 2003, cuando Jiménez Barrios coloca la simbólica primera piedra de la Gran Plaza, en un acto al que no acude ningún miembro de la oposición en señal de protesta por el inicio de una obra sobre la que se habían pronunciado reiteradamente en contra.

El proyecto, que también incluía la construcción de un aparcamiento subterráneo, contaba con un presupuesto de 7,8 millones, estando previsto que el mismo se culminara en un plazo de 18 meses. Esto es, debía estar concluido en octubre de 2004.

Sin embargo, los ciudadanos han tenido que esperar casi cuatro años más de lo previsto para poder acceder a un equipamiento que cuenta con un amplio rechazo ciudadano y con una dudosa utilidad, que ha supuesto una inversión muy superior a la prevista y que, además, va a seguir siendo objeto de disputas durante varios meses más, al menos.

Y es que de lo que habló y prometió el anterior equipo de gobierno a lo que ha sido el resultado final dista una notable diferencia, con perjudicados en uno y otro bando.

De entrada, el presupuesto se ha disparado y el Ayuntamiento se niega a abonar cualquier partida que no esté debidamente acreditada, por lo que la empresa adjudicataria sería la principal perjudicada.

Por otra parte, los comerciantes de la zona no verán atendida su reclamación al menos durante algunos meses más, al igual que sucederá con los usuarios de los autobuses interurbanos que tienen su parada en la plaza de Andalucía. Y es que por el momento no está prevista la instalación de marquesina alguna en la plaza, donde puedan resguardarse de las inclemencias climatológicas los pasajeros, ya sea por lluvia o por sol.

En este sentido, la propia delegada de Tráfico, María Ángeles Polanco, ha reconocido a este Diario que por ahora no se van a colocar marquesinas por la sencilla razón de que "no queda ya ninguna". "El contrato que se realizó para la instalación de marquesinas en las paradas de la localidad ya está cumplido y no queda ninguna por instalar", señaló la edil del PSA.

Del mismo modo, el delegado de Obras, Nicolás Aragón, ha señalado a este Diario que "la instalación de marquesinas es competencia de Tráfico y por nuestra parte no tenemos previsto instalación alguna, aunque nos reuniremos con esta Delegación para tratar el tema".

En cualquier caso, María Ángeles Polanco ha asegurado que "desde la Delegación de Tráfico se ha propuesto la instalación de una gran marquesina, tipo velador, donde los usuarios de los autobuses puedan resguardarse de la lluvia y del sol. Este velador estaría instalado en la acera más próxima a la parada de taxis.

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