Con seis primeros premios a sus espaldas en la modalidad más complicada del Concurso, Selu Piulestán debe guardar excelentes recuerdos de la casa de los ladrillos coloraos, aunque a menudo las alegrías traen de la mano a las penas, que también las ha habido. Desde su debut en el 92 con el cuarteto juvenil ‘Tres a 20 duros’ apenas ha faltado a su cita con el Falla y hoy se puede decir que es el cuartetero más veterano que se mantiene en activo.

–De casta le viene al galgo y seguro que el Falla debe traerte recuerdos muy familiares...

–Pues sí. La primera estampa que recuerdo del Falla es la de la chirigota ‘Los Mohosos’, en la que salía mi padre. Era el año 83 y yo sólo tenía ocho añitos. Lo viví como algo fuera de lo normal, entre tanta algarabía y tan buen ambiente en el teatro, en el escenario estaba mi padre. Fue algo impactante, imposible de olvidar.

–La familia tira, pero también te quedarás con algún otro momento especialmente brillante para ti  en el concurso...

–No sabría qué decirte. Quizás me quedó con la actuación de ‘Los Convoys dapejeta’ en la final del 88. Aún no había terminado la presentación, que iba por la mitad, y el teatro estaba totalmente en pie.

–Aunque lo mejor, supongo, llegaría contigo sobre el escenario...

–Tengo dos momentos gravados. Uno, es el pelotazo que dimos hace un par de años con ‘Taller de reparaciones esto arranca por cojones SL’, pero la experiencia verdaderamente imborrable es la que viví en el año 2005. En cuestión de horas pasé de la alegría en las tablas del teatro a la mayor de las tristezas. Con ‘Aquí mismo’ dábamos un auténtico pepinazo en el Falla en una época en la que el cuarteto estaba bastante marginado... a las pocas horas fallecía mi padre.

–Quieras o no, el Falla siempre será una parte fundamental de tu vida...

–Es mi otra casa, al menos en Carnaval. Eso sí, le tengo un respeto absoluto, porque por mucha experiencia que tengas, cada vez que vuelves a su escenario es como la primera vez... puedes besar la gloria o caer a los infiernos.