La industria del Carnaval

CARNAVAL S.A.

  • La fiesta patria gaditana, que gana en repercusión y en demanda en los últimos años, necesita de una estrategia común de todos los sectores implicados para convertirse en parte del futuro de Cádiz

Éstos lo que quieren es vivir del Carnaval(Anónimo popular)

El éxito y la repercusión mediática que el Carnaval de Cádiz ha obtenido con la gala celebrada el pasado domingo en el Teatro del Liceo de Barcelona renueva las expectativas sobre el destino de una fiesta que ha entrado (o está a punto de entrar) en otra dimensión. Vivir del Carnaval -ese deseo mal visto y sólo conjurable para los adentros- podría ser la puerta si no al futuro de la ciudad (no deberíamos cometer el error de apostar todo a la misma baza) a una parte de él. Sin embargo, la atención suscitada, e in crescendo, por la fiesta y la profesionalidad de sus primeras espadas -alabada por el personal técnico del Liceo pero acostumbradas más a cruzarse que a ser blandidas con la misma intención- no parecen, por ahora, ser la llave de arranque del Carnaval como motor económico para una ciudad a la que no le sobran recursos ni oportunidades. Un sentir compartido por muchos de los implicados en una posible industria del Carnaval. ¿Ha llegado la hora de dar un paso adelante? Parece que sí.

¿Es el Carnaval gaditano una industria, es un buen negocio? "El Carnaval de Cádiz es, sin ninguna duda, una industria cultural, pero un experto en desarrollo de negocio te diría que el modelo que sigue no es el más eficiente desde el punto de vista económico". Nacho Sacaluga, director del área de Comunicación de la Universidad Europea de Madrid, autor de varios artículos científicos relacionados con el Carnaval y la industria y de la tesis El carnaval de Cádiz como generador de información, opinión y contrapoder, distingue entre dos planos de una fiesta que, a pesar de no haber encontrado un modelo de explotación efectivo, tiene "la multidimensional" y "las características necesarias" para encuadrarse "en la definición de industria cultural para la Unesco, en la que se deben dar tres condiciones (la creación artística, la producción y la comercialización) y poseer elementos intangibles y de naturaleza cultural, que en el caso del carnaval gaditano sería las coplas".

Además, el también periodista gaditano valora que "los más estables del Concurso, un Aragón, un Tino, un Selu, un Vera, un Ares..., sí están preparados o están preparándose" para entender su agrupación "como una empresa que genera productos dentro de una industria". Ojo, una industria cultural con lo que ello implica: "La asignatura pendiente de los productos de cualquier empresa cultural, el precio. En las artes plásticas, por ejemplo, dos cuadros con el mismo formato y materiales, uno cuesta 200 euros y otro 200.000. Ya veremos lo que vale cada uno...".

Cada uno, que el mercado ponga precio, pero lo que es innegable es que más de 700 composiciones musicales y 9.000 literarias en un año "en la ciudad que, según la SGAE, mayores derechos de autores genera en proporción" demanda ya, a juicio de Sacaluga, "una estrategia municipal que vertebre el turismo, la cultura y los proyectos educativos al Carnaval, porque hoy es posible. No es que se pueda vivir del Carnaval, es que se tiene que vivir del Carnaval, es nuestro elemento diferencial" .

Esta propuesta de caminar en la misma dirección también es reclamada por uno de los autores de más peso de la fiesta. "Es necesario canalizar el potencial de la fiesta para su despegue definitivo", urge José Luis García Cossío. Además, Selu no se arruga al culpar a las distintas instituciones públicas de no haber visto nunca la oportunidad de traer a esta deprimida zona el negocio turístico del Carnaval -"existe la necesidad de canalizar esto desde las instituciones porque las agrupaciones hacemos un Carnaval asilvestrado, donde nosotros somos los que nos hemos tenido que buscar las papas"-. El autor pone como ejemplo a Salzburgo, la ciudad austriaca "que vive de Mozart", para solicitar en Cádiz "un sitio tangible, un espacio escénico fijo para espectáculos donde se puedan ofrecer actuaciones todo el año" y la creación "de una comisión para canalizar el Carnaval como fuente de ingresos".

En ese aprendizaje salvaje, de ensayo y error, la conversión de muchas de estas agrupaciones en empresas ha sido uno de los mayores adelantos en pro de la profesionalización. Las agrupaciones, sobre todo comparsas y chirigotas, también son empresas. De hecho, un año normal de los punteros de la fiesta se traduce en unos 40-50 contratos y si de pelotazo se tratara hablaríamos de unas 90 galas.

"Nos damos de alta los fines de semana. Puedes hacer 80 galas al año y cotizar. Es una tranquilidad ir así a cantar", dice Javi Bohórquez, director de la comparsa de Juan Carlos Aragón. El grupo es una sociedad civil. Todo controlado, como también lo tiene controlado el autor de 'Mi suegra como ya dije', con más de 20 años en la itinerancia coplera por España y al que también le gusta "dormir tranquilo".

Y, ¿qué hay de los beneficios de las actuaciones? "Pues con muchos gastos -aquí es complicado calcular una media pues "de momento", según Bohórquez, "todo depende del Concurso"- los beneficios no dejan de ser un cable para los desempleados y un desahogo para los que tienen trabajo", asegura. "Con un primer premio rotundo aumentan las actuaciones y en un año más normalito te vale la inercia y la trayectoria, pero no es lo mismo".

Y si las ganancias parecen ser una incógnita, los gastos también son variables, incluso, entre los nombres fuertes. 15.000 euros, 30.000 euros, pero también 6.000 euros, 4.000 euros..., en conceptos de tipos, atrezzos, maquillaje..., y con la comparsa, por lo general, como modalidad que más invierte en la apuesta escénica.

Sin embargo, y como confirman tanto desde la asociación Artecar como desde una de las empresas veteranas, RAS, "los artesanos aún no podemos vivir exclusivamente del Carnaval aunque es un escaparate magnífico". De hecho, compañías de teatro y firmas nacionales e internacionales apuestan por la maestría de algunos artesanos de Cádiz, que cuenta con "unas 15 empresas trabajando en regla en el Carnaval y la que menos con 10 años de experiencia", asegura Rafael Aragón de Artecar.

Así las cosas, en RAS -seis Agujas de Oro en las manos de las que han salido el galeón de 'Los piratas' o el Juan de 'Si me pongo pesao me lo dices'- explican que aunque hayan "nacido del Carnaval" y les mantenga unido a él "un lazo innegable" y que no quieren romper, como negocio han necesitado quitarse "las ataduras del Carnaval".

"Es muy incierto porque estás hipotecando tu empresa desde el día de la Final hasta septiembre y dependiendo de si el autor sale o no sale, si cuenta contigo o no... Y, por otra parte, las instituciones deberían de invertir más y trabajar con una previsión porque si nos referimos a la Cabalgata o la decoración del Falla ni hablamos de los plazos en los que salen los pliegos ni las cifras por las que salen, que si se dice que la Cabalgata es mala animamos a que se mire la cantidad por la que se adjudica", argumentan Ricardo Lores y Antonio Quintana, que han llegado a llevar en un mismo año "a más de 40 agrupaciones" y "ni aún así" su empresa, con una nave en Zona Franca, invirtiendo en maquinaria para encontrar las vetas de negocio y con sus trabajadores dados de alta ("en Carnaval hemos llegado a contratar hasta a 5 personas"), se ha podido sostener sólo de la fiesta.

En RAS, defienden, ajustan los precios -"las compañías de teatro con las que trabajamos no se pueden creer lo que hacemos a las agrupaciones al precio al que se lo damos"- e incluso se exploran otras posibilidades que sean rentables para ambas partes. "Por ejemplo, llegamos a un acuerdo de rebaja de precio si se nos devuelven ciertas piezas más costosas como una escultura, un cañón o incluso el mismo telón, cosas que para la agrupación serían muy caras de pagar por su precio original pero que si son devueltas nosotros la utilizamos para alquilarlas bien a otras agrupaciones o bien para otros trabajos fuera de Carnaval, así le recuperamos", ilustran reconociendo que la mayoría de "las empresas privadas que son hoy las agrupaciones intentan invertir lo mínimo para sacar lo máximo".

A RAS los años de trayectoria y la experiencia les han enseñado a encauzar su negocio -"normalmente solemos llevar ya sólo a 5 o 6 agrupaciones pero este año ha sido atípico porque teníamos otros encargos y nos hemos quedado sólo con 3"- y a poner también sus condiciones que responden "a cualquier empresa que consideramos seria". Así, además de firmar un contrato que asegura que la empresa cumplirá con el encargo "y también que ellos van a cumplir con nosotros", en RAS "no se acepta ni un pago en mano". "Tenemos una cuenta bancaria y ahí se hace el ingreso, damos la factura y en paz, y te aseguro que aquí ha venido más de uno diciendo que con nosotros existe el problema de que hay que pagar el 21% del IVA...". "Industria del Carnaval... Ojalá... Se han dado pasos hacia la profesionalización, claro, en tantos años... Pero por ahora nuestro negocio está en Adidas, Reebook, Levi´s, en el teatro, y en adelantarnos tres años vista en ver por dónde se puede tirar..."

Negocio e industria parecen tomar caminos divergentes en Cádiz. Incluso, ya aceptando la tesis de Sacaluga de que el Carnaval es una industria cultural, también tiene sus diferencias con otros sectores al que se puede asimilar como la música. "Los cantantes cuando sacan un buen disco, cantan mucho. De lo contrario, se quedan sin galas. Aquí es lo mismo", expone el director de 'Los peregrinos', que también saca a relucir la gran diferencia: "En Carnaval tienes que sacar todos los años una buena idea con tres o cuatro letras de categoría, mientras que muchos artistas sacan un disco y se llevan dos años componiendo para el siguiente y rodeados de profesionales".

Pero con todas las trabas y asperezas por limar para que funcione el engranaje de la industria del Carnaval, es innegable que existe una demanda que espera una oferta. Y, a veces, funciona. Lina Moreno puso en marcha en 2014 el proyecto Carnavalea, que propicia encuentros entre los aficionados de otras latitudes y algunos de los principales autores del Carnaval. La iniciativa ha dado "un resultado muy satisfactorio" por "dar a conocer el Carnaval de una manera diferente. La gente empieza a entender la razón de ser del Carnaval, de dónde nace". Carnavalea empezó en Cádiz. "Pero teníamos claro que queríamos hacerlo en otras ciudades", señala. Los encuentros se han realizado ya en todas las capitales andaluzas excepto Almería y en ciudades como Murcia, Ciudad Real, Puertollano, Badajoz, Cáceres, Madrid y Barcelona.

La experiencia de esta curiosa idea le ha valido para entender que el Carnaval es un producto "muy exportable y demandado". Así, si Bohórquez recuerda que "se están abriendo nuevas puertas por toda España" y que 'Los millonarios', primer premio 2015, "metió en el festival Sanfercai de Madrid a 1.100 personas, 550 en cada uno de los pases", o si desde la promotora Edén aseguran "que el público joven, de 16 a 20 años, se está enganchando al Carnaval y a ir a las actuaciones, un público de futuro", la empresaria sugiere que la fiesta de febrero "es todo un mundo por descubrir y con un gran abanico de posibilidades" porque "la oportunidad la tenemos delante y no somos capaces de verla". "Cádiz se nos muere y el Carnaval podría ser una industria sostenible. Tenemos grandes playas, es cierto, pero playas hay en más lugares. El Carnaval de aquí, sin embargo, es único. Es nuestra ventaja competitiva".

Ahora bien, la cabeza visible de Carnavalea pide cautela. "Hay que dar ese paso, pero hay que darlo bien. Nos falta ese punto profesional y el espíritu comercial", declara advirtiendo que "se impone celebrar una sentada de todos los implicados. Eso es lo que hace falta".

Un cónclave donde no debería faltar el Ayuntamiento que en el orden del día, a buen seguro, introduciría el debate sobre la necesidad o no de poner una fecha fija al Carnaval para hacerlo coincidir con el puente de Andalucía y para tener una previsión de un certamen donde cada año participan más grupos y que, según fuentes municipales, económicamente es sostenible porque no gana pero tampoco pierde, o no demasiado.

Así, y ante la imposibilidad de ofrecer los datos de este año pues la Junta del COAC se ha aplazado a esta semana, tomamos como referencia los números del certamen de 2016 que contó con un presupuesto "de algo más de 600.000 euros" donde se contemplan tanto los posibles ingresos y los gastos, basándose en años anteriores.

Finalmente, por venta de entradas se ingresó 657.668 euros (liquidación de la taquilla del COAC adultos, infantil y juvenil, Gala del Carnaval del sábado y el concurso de Romanceros), de los cuales 599.049 euros responden exclusivamente al COAC (en sus tres modalidades), al que acudieron más de 43.000 personas. "También el Ayuntamiento ingresa por patrocinios de Solera 1847 y de Unicaja", añaden desde el Consistorio, que explican que en el apartado de gastos hay que incluir el propio Teatro Falla (pago que Fiestas le hace a Cultura) que en 2016 costó por todo el Concurso "algo más de 250.000 euros" y los premios que ascienden a 4.000, 3.500, 3.000, 2.500 euros para comparsas y chirigotas; 6.500, 5.500, 5.000, 3.850 y 3.250 euros para coros y 2.000, 1.750, 1.600 y 1.000 euros para cuartetos. Además de los premios a semifinalistas, que en 2016 significó el pago de 95.000 euros, y otros gastos como cánones a SGAE, sonido, material y dietas del jurado, exornos del teatro...

Desde el Ayuntamiento aclaran que de los ingresos más importantes que genera el Concurso, la publicidad Cajasol en el escenario y derechos de imagen que abonan Onda Cádiz y Canal Sur, sólo se benefician las agrupaciones y no las arcas municipales.

Carnaval S. A., por ahora un tímido negocio de pocos y, quizás en un futuro no muy lejano, una industria llamada a marcar los designios de la ciudad.

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