Semana Santa

La Magna desde dentro

  • El miembro de una junta de gobierno, otro del Consejo Local de Hermandades y Cofradías, dos capataces y un cargador cuentan su experiencia en la procesión de ayer y en el traslado previo a la Catedral

Ignacio Ortiz. Vicehermano mayor de La Paz

“Ha sido muy emocionante el camino a la Catedral”

Para Ignacio Ortiz el día de ayer fue más largo de lo normal. A las cinco  y media de la mañana ya estaba levantado porque a las siete tenía que estar en la casa de hermandad de La Paz para hacer los preparativos para el traslado a la Catedral. Sin embargo, a pesar del madrugón se encontraron con la mala suerte de que a la hora prevista de la partida a la Catedral estaba lloviendo, por lo que al final se decidió retrasar hora y media la salida. A pesar de ello la entrada en la Catedral se hizo con sólo media hora de retraso sobre el horario inicialmente previsto.

Ortiz calificó como “emocionante” el recorrido “atípico” que hizo la Borriquita, donde se retrocedió a los años 70 por Barrié, plaza de las Flores y Compañía. Al principio encontraron a poca gente pero conformen iban llegando al lugar de destino cada vez había más público.

El vicehermano mayor de La Paz asegura que la Magna ha traído consigo una Semana Santa “atípica”. Por ejemplo, mientras que todos los Martes Santo desmontan los dos pasos, en esta ocasión sólo lo han hecho con el palio mientras que en el del misterio había que realizar un cambio de ropaje y flores.

 No sólo las sensaciones las ha tenido por el recorrido sino también por ver por las calles de la ciudad al Señor de la Paz a horas tan tempranas: “Es curioso pero durante todo el tiempo que estábamos en el interior del Carmen estaba el cielo nublado, pero cuando se puso en la calle el Señor de La Paz salió el sol”.

Una vez que llegó el paso a la Catedral todos los componentes del cortejo se fueron a desayunar porque no lo habían podido hacer antes de realizar el traslado. Posteriormente Ortiz regresó al primer templo diocesano para solventar un problema con la palmera del misterio y comprobar el enorme ambiente que había en la exposición. Ignacio Ortiz considera que la Magna “va a ser un cierre magnífico” para la Semana Santa gaditana “ya que en la ciudad se nota que hay ganas de cofradías”. En este sentido, da “por bien empleado” el esfuerzo que se ha hecho durante toda la semana para llegar a punto a la procesiónde ayer.

Los miembnros de Borriquita iban a tener el día de ayer una especie de jornada de convivencia ya que comieron todos juntos en la casa de  hermandad de la calle Adolfo de Castro.

Ignacio Ortiz y los otros miembros de Borroquita tuvieron el honor ayer de abrir el cortejo de La Magna.

Francisco Muriel. Consejo Local y subcomisión de la Magna

“La ilusión es grande y supera todo el esfuerzo realizado”

Francisco Muriel Capilla, desde poco antes de las siete de la mañana hasta cerca de la una de la madrugada. Esa fue la jornada de trabajo del miembro del Consejo Local y, además, coordinador de la subcomisión del Santo Entierro Magno. Casi 17 horas entre traslados matinales, llegada de pasos a la Catedral, exposición, inicio de la Magna, acompañamiento a algunas hermandades hasta el final del recorrido oficial y de regreso a sus respectivos templos. Y, como colofón, la asistencia a la Vigilia Pascual, a las once de la noche.

Francisco Muriel asumió ayer retos importantes echando mano de galones y experiencia. “Le prometí a Luis Rivero –hermano mayor del Despojado- que a las siete de la mañana estaría en San José”. Esto no sólo fue ayer un madrugón para él, sino un dilema porque los traslados fijados a horas más tempranas podían verse afectados por los últimos coletazos de la borrasca que ha tirado por tierra la segunda mitad de la Semana Santa. Y así fue, ya que a las siete y cuarto de la mañana la hermandad salesiana no pudo salir de San José. Tocaba consultar nuevos partes, hablar con la junta de gobierno e incluso echar una mirada al cielo. En todos esos frentes estaba Muriel en una jornada que aún no le había permitido tomarse un café sin tener que mirar el reloj.

Más tarde, controlaba la llegada de los misterios a la Catedral y que éstos accedieran por las puertas designadas con antelación a fin de su correcta ubicación en el interior del templo. Apenas existía margen para relajarse, ya que a partir de las dos y media las cuadrillas se iban acercando por la puerta de la Catedral que da a la plaza de Fray Félix, a fin de ir entrando en el templo para portar los pasos. “Mucho orden, control y paciencia para evitar aglomeraciones”, fueron las palabras más repetidas por el coordinador de la subcomisión de la Magna. Arrancaba la cita cofrade más esperada en 30 años y a Muriel casi no le dio tiempo ni para almorzar. “Entraba dentro de los planes”, dice entre risas. Con la procesión en marcha, tocaba acompañar a las hermandades asignadas hasta el recorrido de vuelta a los templos “y queda justo el tiempo de acudir a la a la Vigilia Pascual”. “La ilusión es grande y supera todo el esfuerzo realizado. Mañana (por hoy), a los actos del Domingo de Resurrección; y el lunes toca descanso”, merecido, muy merecido.

Antonio Rodríguez Rodríguez. Cargador del Despojado

“Tengo la sensación de haber hecho algo que contaré a mis nietos”

Es una radio andante. Su mundo gira en torno a las marchas procesionales. Y su pasión, ir debajo del paso del Señor del Amor Despojado de Sus Vestiduras. Antonio Rodríguez es la persona encargada de dirigir debajo del paso los movimientos de la cuadrilla de cargadores –para lo cual asegura pasarse el año entero escuchando marchas “para después saber la melodía y que el sentimiento y la emoción hagan lo demás”–. Con ellos compartió ayer su primera procesión magna –como casi la de toda la cuadrilla, excepto los más veteranos–. Y aseguraba ser “un hito histórico, y más acompañando a mi titular”.

El Sábado Santo empezó para Antonio a las cinco de la madrugada. “Lo primero que he hecho ha sido mirar el cielo, a ver cómo estaba el día”, cuenta. Se tomó un café “y para San José”, donde la cuadrilla estaba convocada nada menos que a las seis de la madrugada. Del traslado a Catedral destaca el retraso acumulado por la aparición de la lluvia, pero se siente orgulloso “de haber hecho el recorrido en una hora” y de que el Despojado hubiera entrado en Catedral a la hora prevista.

Una vez cumplida la misión matutina, “me he ido a desayunar con mi capataz y de ahí a casa a descansar”, cuenta Antonio, que a las tres de la tarde de ayer volvía a estar preparado en las inmediaciones del Teatro Romano, donde había vuelto a ser convocada la cuadrilla.

Además del madrugón y del primer traslado del paso del Despojado, Antonio lleva sobre sus espaldas las más de once horas de recorrido del Domingo de Ramos y la estación de penitencia bajo el misterio de Piedad en la tarde–noche del Martes Santo. Por contra, este año no pudo salir el Lunes Santo bajo la Virgen de la Soledad ni en la tarde del Jueves Santo de costalero en el palio de Pasión, en Sevilla.

Por eso, a las tres de la tarde de ayer, antes de empezar la procesión magna, aseguraba no estar cansado. “Los nervios pueden a cualquier cosa. Y cuando hay nervios es bueno”, comentaba. No en vano, al igual que muchas generaciones de cofrades, Antonio vivía ayer su primera magna con uso de razón, ya que la del 82 le cogió con apenas dos años y no tiene recuerdo alguno. “Hoy es un día especial. Y eso sustituye a todo: el madrugón, el volver a cargar por la tarde... Mira, a las siete de la mañana ya había gente esperando en San José la salida del Señor. Y eso es muy bonito. Es señal de que vamos por buen camino”, cuenta Antonio, que ayer terminó su faena alrededor de las nueve de la noche, cuando el paso del Despojado entró en Santiago. Al salir del paso, aseguraba que el recorrido había ido “muy muy bien” y estaba más que contento. “Tengo la sensación de haber hecho algo que algún día le contaré a mis nietos. Ha sido un día histórico”, afirmaba.

La cosa no termina ahí, porque el Despojado volverá a salir hoy a la calle para regresar a Salesianos. “Será un día especial para la hermandad y para la cuadrilla porque podremos rendir homenaje al trabajo realizado y al deber cumplido”, concluye.

Tomás y Paco Martín Capataces

“A los cargadores se nos ha tenido muy poco en cuenta”

Tomás y Paco Martín vivieron ayer una jornada especial, el primero como capataz del paso de Jesús de la Paz, de la hermandad de la Borriquita, y el segundo al frente del Señor de la Salud, de Cigarreras, coincidiendo con el diecisiete aniversario de ambos en dicho cometido, en el que debutaron al frente del palio de la Virgen de la Salud, y otros treinta como cargadores, los mismos que hacia que no se celebraba una Magna en Cádiz.

Tomás no salió en la de 1982, ya que en aquellos años jugaba como portero en el Cádiz juvenil y debido a una lesión de José Luis Bocoya el entrenador de entonces, Dragoljub Milosevic, decidió que viajara a Las Palmas, como suplente de Jesús Catalán. El equipo amarillo perdió por dos goles a cero y él se perdió la Magna.

Ayer, con su hijo Tomás, que también forma parte de la cuadrilla de ambos, se levantó a las seis de la mañana y  tras desayunar zumo de naranja, café y tostadas, se dirigieron a la casa de hermandad de la Borriquita, en la calle Adolfo de Castro, donde había concentrado a sus 74 cargadores. Tenían previsto trasladar el paso de misterio a las ocho menos cuarto de la mañana pero como llovía los retrasaron hasta las nueve y cinco y sobre las once llegaron a la Catedral.

Tomás volvió a concentrar a sus cargadores, entre ellos un grupo de conileños, a las dos y cuarto de la tarde en la plaza de Fray Félix, a los que tenía previsto realizar un relevo durante la carrera oficial y otro en la plaza de San Antonio, para que todos tuvieron la oportunidad de participar.

Tomás Martín afirma que si se vuelve la vista 30 años atrás le Semana Santa y en especial el mundo de la carga ha evolucionado de manera espectacular porque la cultura cofrade ha aumentado.

Sin embargo reitera que a los cargadores se les ha tenido poco en cuenta para la Magna, ya que sólo se ha convocado una vez a los capataces y que cuando se les habla del tema el Consejo culpa a los hermanos mayores y al revés, pero dice  que el esfuerzo merece la pena en beneficio de Cádiz.

Por su parte, Paco Martín quedó a las ocho de la mañana en la iglesia de Santo Domingo con los 70 cargadores que iban a portar el paso de Jesús de la Salud, y diez minutos después de la nueve salían del santuario, rumbo a la Catedral, a la que llegaron a las diez menos cuarto de la mañana para ocupar el lugar que tenían asignado en el interior de templo diocesano, entre los pasos de misterio de Prendimiento y  Columna.

El si salió en la Magna de 1982 cargando el Santo Entierro y esta es  la primera como capataz.

Ambos hermanos han dirigido siete pasos desde el Domingo de Ramos hasta el Miércoles Santo, ya que el jueves la lluvia les impidió sacar al Nazareno y Paco iba a estar en la recogida de Cigarreras cuando  dejara a Borriquita en el Carmen.

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