Cuaresma 2016

Memoria viva de madera y barro

  • Ha sido cargador de 'los antiguos' y 'aguaor' hasta que las piernas le han fallado. Esta Cuaresma, Pedro Plácido Jiménez recibirá el título de Cargador Distinguido por su trayectoria.

A ver... echa cuentas, dice cuando se le pregunta por el tiempo que se ha llevado metido en el mundo de la carga. "La primera vez que me metí debajo de un paso, que fue en la Virgen de Columna, no había cumplido los 18. Y hasta los 84 años estuve llevando el botijo, primero en Nazareno y luego en Tres Caídas".

Ahora, Pedro Plácido Jiménez tiene dos más, 86. Y para moverse de un sitio a otro necesita la silla de ruedas que su hijo, que ha heredado también el puesto de aguaor en la cuadrilla de la joven hermandad bazanera, conduce con paciencia hasta la plaza del Rey, el lugar en el que, en unas soleadas vísperas de Miércoles de Ceniza, nos hemos citado con el Cargador Distinguido de esta Cuaresma, designación que la hermandad de la Sagrada Resurrección entregará en el Centro de Congresos el próximo día 21. "Eso dicen, que me van a dar un homenaje ahora. No sé qué día era...", sonríe con modestia, un poco abrumado por tanto bombo que le llega ya de recogida.

Y desde luego, Pedro Plácido Jiménez, Perico, no está acostumbrado a ser motivo de atención. Ni hace décadas cuando iba debajo de los palos a las órdenes de capataces como Tinoco, Nicolás Carrillo o Manolo Bigote ni mucho menos durante los muchos años en los que luego se echó a la espalda "el cántaro", lo que le convirtió en un personaje indispensable de la Semana Santa isleña. Jamás lo ha pretendido siquiera, pero resulta que el paso del tiempo le ha convertido en un auténtico icono cofrade, como bien pone de manifiesto el azulejo que decora la fachada de la casa de hermandad del Nazareno, junto al Mercado Central. Allí, en esa ilustración en la que aparece con la sudadera morada de la cuadrilla de La Madrugá y, por supuesto, con el característico botijo, se deja fotografiar mientras habla de una Semana Santa que dejó de existir hace ya muchas Cuaresmas y de la que solo queda lo que él -y otros de su quinta- puedan recordar a una Isla bastante desmemoriada para estas cosas.

Humilde, franco, directo en unas respuestas que casi resultan ásperas, Pedro Plácido se enciende con parsimonia un cigarrillo y deja entrever una chispa de ese hombre recio de La Isla profunda que antaño formó parte de las cuadrillas históricas, de esos que se metían debajo de un paso por unas cuantas pesetas cuando no había martillos de autor, ni cuadrillas de hermanos, ni ensayos los sábados por la tarde, ni hombres de refresco por cada palo, ni uniformidades acordes con los colores de la hermandad...

-Bueno, algo de afición habría también cuando se metía debajo de un paso, ¿no?

A la pregunta no responde. Solo muestra una reveladora sonrisa cómplice. "A mí me llamaban entonces el mujeriego porque nada más que cargaba las Vírgenes, ya sabe, por la estatura. Yo llegaba y me decían del tirón: tú pa la Virgen", recuerda.

Entonces, cuando se cargaba en Semana Santa casi preocupaban por igual los kilos que uno llevaba encima que el mal estado del suelo, los chinos que tenía que sortear al pisar el terreno con unas modestísimas alpargatas. Pedro Plácido, que hasta ayer mismo andaba detrás de un paso con el botijo a cuestas, no puede evitar echar mano de la nostalgia. "Como andaban antiguamente los pasos... Eso es lo más bonito que hay", apunta. Lo de ahora -admite- no tiene nada que ver con la carga de antaño: "Solo hay dos hermandades que anden como las de antes, Nazareno y Tres Caídas, esas sí tienen esa esencia".

El reconocimiento que la hermandad de la Resurrección le brindará en un par de semanas está más que justificado después de tantos años vinculado a la carga isleña, pero también por ser -indiscutiblemente- memoria viva de la Semana Santa de San Fernando.

"Me crié en el Cristo, en la Vera Cruz. Era monaguillo y luego pasé a sacristán. Yo veía los pasos y cuando era niño siempre me preguntaba si un día iba a ser capaz de meterme debajo de uno", evoca al reconocer que el oficio le llamaba desde bien temprano. En la vida -dice- ha sido de todo: pescador, albañil... "He hecho lo que hiciera falta para sacar un jornal". Se estrenó un Domingo de Ramos con José Tinoco en el palio de Las Lágrimas. "No estuvo mal. Tinoco era muy formal. Trataba muy bien a la gente", apunta al recordar a esta otra figura imprescindible de la Semana Santa isleña. "También estuve con Carrillo, Perico, Manolo Bigote... Yo he sacado todos los pasos que había entonces. Empezaba el Domingo de Ramos y terminaba el Viernes Santo con la Soledad, que era la última. Luego se ajustaba... ¿Cuántos pasos has sacado? Seis, siete... Pues tanto dinero tocaba. Y a correr. Hasta el año que viene. Por cada paso podían ser diez o quince pesetas. Los que iban en la pata cobraban dos pesetas más. Aunque muchas veces conseguíamos más dinero porque nos metíamos menos por palo para poder sacar más. Hubo años en los que llegué a ganar 15.000 pesetas". El trabajo, además, no se quedaba solo en San Fernando. "Entonces íbamos a sacar pasos a todas partes, a Chiclana, a Barbate, a Cádiz...".

Debajo del paso -reconoce- "se pasa buena y malamente". "Como te cuadrara la cosa mal al lomo te crujían todos los huesos. Y a callar. Si no puedes, te aguantas. Eso era lo que había", advierte. Recuerda una tarde especialmente mala -la peor de su vida debajo de un paso- en la que fueron a sacar una hermandad a Cádiz. "Fuimos bastantes menos y no había quien levantara aquello. Me dio una fatiga e intenté salir pero el guardia civil que iba al lado me dio un culatazo en los dedos de los pies".

Fue la edad la que le retiró de la carga aunque Manuel Ramírez Foncubierta Bigote, el mítico capataz del Nazareno -hermandad a la que más vinculado ha estado durante tantos años- lo repescó para llevar el botijo. Y así hasta hace dos años. Cumplidos los 84 se despidió detrás del paso del Santísimo Cristo de las Tres Caídas. "Y el cántaro pesa unos 20 kilos más o menos", advierte. "Pero yo le digo una cosa: prefieron ir cargando que ser aguaor, eso seguro".

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