Provincia de Cádiz

Javier de Torre será desde hoy el subdelegado del Gobierno en Cádiz

  • Tiene 45 años de edad, es natural de Jerez, reside en El Puerto y es licenciado en Derecho por la UCA e inspector de Trabajo · Fue subdelegado en Córdoba de 2003 a 2004, donde llegó de la mano de Zoido

El Consejo de Ministros tiene previsto aprobar en su reunión semanal que se celebrará hoy el nombramiento de Javier de Torre Mandri como nuevo subdelegado del Gobierno central en la provincia de Cádiz, según confirmaron ayer a este periódico fuentes de toda solvencia. El nuevo subdelegado, que relevará en el cargo a Francisco Calero, cuenta con el respaldo de las cúpulas regional y provincial del Partido Popular (PP) y su nombre será propuesto por el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, a instancias de la nueva delegada del Gobierno en Andalucía, Carmen Crespo.

Javier de Torre tiene 45 años de edad, es natural de Jerez y reside en El Puerto. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Cádiz (UCA) y desde 1997 pertenece al Cuerpo Superior de Inspectores de Trabajo y Seguridad Social, una labor que empezó a ejercer en Tenerife.

La labor del subdelegado del Gobierno no será del todo nueva para De Torre ya que, por un lado, asumió este mismo cargo en la provincia de Córdoba durante casi un año (de junio de 2003 a abril de 2004), pero es que además también ejerció durante cuatro años como jefe de la Dependencia Provincial de Trabajo y Asuntos Sociales de la Subdelegación del Gobierno en Cádiz, una responsabilidad que le fue ofrecida en agosto de 1999 por el entonces subdelegado, Miguel Osuna, y que estuvo ejerciendo hasta que a mediados de 2003 llegó a la Subdelegación del Gobierno en Córdoba de la mano de Juan Ignacio Zoido, entonces delegado del Gobierno en Andalucía y en la actualidad alcalde de Sevilla.

De Torre llegó a la Subdelegación del Gobierno en Córdoba con apenas 36 años de edad, convirtiéndose en el representante más joven de la Administración General del Estado en una provincia del país. relevó en el cargo a José Antonio Mancheño y su nombramiento coincidió en el tiempo con la designación de Maximiliano Vílchez -hoy delegado de Urbanismo en el Ayuntamiento de Sevilla- como nuevo subdelegado del Gobierno en Cádiz relevando a Rocío Roche.

Sin estar afiliado entonces al PP, De Torre intentó con su gestión que las inversiones en el territorio cordobés no se vieran frenadas por la fuerte confrontación política que imperaba entonces en una provincia como la cordobesa en la que el Gobierno central era del PP, la Junta del PSOE y la Alcaldía de la capital estaba en manos de Rosa Aguilar, aún en IU. Aunque su gestión apenas duró diez meses -fue relevado por Jesús María Ruiz García en abril de 2004 tras la primera victoria de Zapatero-, Javier de Torre dejó un grato recuerdo en Córdoba, donde quienes le trataron destacan de él su alta preparación, su capacidad de diálogo, su cercanía con todos los interlocutores sociales y su obsesión por mejorar la seguridad ciudadana, impulsar el sector turístico y fomentar el desarrollo económico en todo el territorio cordobés.

Tras abandonar la Subdelegación del Gobierno en Córdoba, De Torre se reincorporó a su labor como inspector de Trabajo en Cádiz, centrando buena parte de su labor en los últimos años en la comarca del Campo de Gibraltar. Una vez que hoy se confirme su nombramiento, se producirá de manera automática el cese de Francisco Calero, que ha ejercido como subdelegado del Gobierno en Cádiz desde principios del pasado mes de septiembre, cuando relevó a Sebastián Saucedo por la jubilación de éste.

Javier de Torre se convertirá en el quinto representante del Gobierno central en la provincia de Cádiz nombrado por un Ejecutivo del PP. El primero fue Jesús Hermida Cebreiro quien fue, además, el último gobernador civil de la historia de la provincia. La reforma de la Administración General del Estado impulsada en 1996 por el primer Gobierno de Aznar conllevó la supresión de esta figura y la implantación de un cargo como el de subdelegado del Gobierno, concebido con una menor carga política de la que tenían sus predecesores.

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