Por montera

Mariló Montero

Ministro de Igualdad

EL Ministerio de Igualdad debería llevarlo un hombre. Llevo tiempo barruntando ésta idea, en realidad desde que la ministra Bibiana Aído se enredara entra alfombras institucionales y bancadas parlamentarias. A la ministra le queda la cartera más grande que sus propios trajes tan inmanejables y desdibujados como su cabello. Su inseguridad y falta de autoridad para el cargo que ocupa le hace suspender el máster que se le ha regalado y que ella debería haber rechazado. Además de que le pesa la cartera no debe saber muy bien dónde está el asa para sujetarla ni los departamentos que hay en su interior. Todos los polémicos proyectos que aúpa estoy convencida de que surgen de un equipo que estará loco porque Zapatero provoque un gabinete de crisis para cambiar éste ministerio o quitarlo sin más miramientos. El de Igualdad es un ministerio que debería estar presente en todos los restantes. Si hablamos de igualdad ésta debería estar patente en cada uno de los departamentos y por extensión en toda la Administración.

Hace una semana, durante una agradable cena en sociedad, hablaba sobre éste asunto con un conocido y exitoso empresario quien me respondía que las mujeres están más capacitadas para la organización y los hombres para la contabilidad. Razón no le falta si recordamos que algunas teorías dicen que las mujeres tenemos una visión circular ya que en la prehistoria había que estar pendiente de lo que ocurría dentro de la cueva mientras se vigilaba los movimientos de los hijos. Los hombres tenían la visión lineal al tener que fijar el ojo sobre la bestia a la que disparar una flecha para devorarla después a dentelladas. Dicho empresario me aseguraba que ponía en práctica estas asignaciones y parece que con buenos resultados, incluso en tiempos de crisis. Mi buen compañero, Manuel Valera, me recordaba una frase de muestro admirado Manuel Alcántara quien después de una dura crítica al gobierno, escribió: "Lo malo, no es que sean buenos o malos (moralmente hablando). Lo trágico es que no saben gobernar".

Volviendo a mi sentencia inicial creo así se demostraría que en el Ministerio de Igualdad ésta existe. Que el Ministerio de Igualdad no es una cartera de Chanel. Que no es sólo cosa de mujeres. Me gustaría ver los efectos del discurso de un ministro de igualdad hablando de malos tratos. Escuchar su discurso de hombre hacia las mujeres maltratas con quienes debería hacer el esfuerzo por empatizar con ellas. El ministro se vería obligado a encarnarse en una mujer maltratada, en una mujer insatisfecha y transmitirlo después a la sociedad. El resto de ministros tendrían que ensalzar el valor del trabajo de sus esposas, sus carreras y dedicaciones varias para que, por imitación, aquellos que siguen convencidos de que su mujer es un saco de boxeo y una lata vacía para entrenar el tiro se frenarían.

El Ministerio de Igualdad es para un hombre porque los malos tratos y la ignorancia por la sexualidad femenina son cosas de hombres.

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