Su propio afán

enrique / garcía-máiquez

La triple desconexión

EL parlamento autonómico catalán ha votado por la desconexión de España, pasándose por el arco del pitufo ("del Triunfo", dijo Inés Arrimadas, pero me parece más descriptivo el "pitufo") las advertencias del Tribunal Constitucional. El hecho nos pilla a los españoles previa y triplemente desconectados. Primero, porque bastante tenemos con el show (ya ha sobrepasado la condición de "espectáculo" y hay que recurrir al anglicismo de Freddie Mercury) de nuestros políticos nacionales. Segundo, porque los nacionalistas tanto han ido con la burra (curiosamente su animal totémico) al trigo, que ya los vemos con un gag de Benny Hill (interpretado naturalmente por Oriol Junqueras) salivando en redondo. Tercero, porque en España, en llegando las vacaciones, quién más quién menos, desconecta todo quisqui.

Siendo un ataque gravísimo a la soberanía y a la integridad nacional, parecerá extrema frivolidad andar tan desconectados. Consideración a la que se añade el coro de los que lamentan tanto que no haya un gobierno central que haga frente al desafío. Yo, tan claro, no lo tengo.

Gobiernos en España hemos tenido a punta pala y con sus muy buenas mayorías absolutas desde la transición y el lío catalán no ha dejado de crecer. A veces los españoles protestamos mucho de los políticos y eso es sólo la cara B de que esperamos de ellos que nos solucionen todos los problemas. La política, sin embargo, es, con frecuencia, la causa de los problemas, de modo que difícilmente puede ser su solución. En el caso de los nacionalismos, más que en ningún otro.

Si algo positivo estamos sacando de bloqueo en la formación de Gobierno es la constatación de que la administración funciona con independencia y eficacia. También la sociedad civil, pero hoy me interesa subrayar el funcionamiento de la administración, porque ahí está la respuesta al desafío de la burra al trigo, Benny Hill y el arco del pitufo. Quien tiene que responderlo es la administración de justicia y los agentes de la autoridad. Aquí no hay un problema político (si no es como promotor, digo), sino estrictamente legal. No se cumplen la Constitución, las leyes ni las sentencias firmes. Convendría actuar del mismo modo que cuando cualquier ciudadano se salta cualquier norma. Que no haya gobierno puede ser una oportunidad de oro, porque esto lo solucionan muchísimo mejor el Estado de Derecho, un juez y unos pocos agentes de la policía.

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