Fútbol El Cádiz CF, muy atento a una posible permanencia administrativa

Joaquín Fernández Pérez-Lila

Un cuento chino

Reflexiones sobre la ampliación de la Zona Franca, la Zona de Actividades Logísticas del Sur de Europa y la "desgraciada ubicación" del nuevo Puerto de Contenedores de Cádiz

EL mercado comenzó en tono optimista, hasta que la apertura de Wall Street, afectado por los posibles efectos del huracán Sandy en las compañías aseguradoras, enfrió el ánimo de los inversores. De esta forma, las subidas del Íbex quedaron en nada, y eso que había habido buenos resultados empresariales en España.

En este pasado verano las noticias que han aparecido en Cádiz sobre la ampliación de la Zona Franca, la Zona de Actividades Logísticas del Sur de Europa y en menor medida la desgraciada ubicación del nuevo Puerto de Contenedores de Cádiz han creado una gran confusión entre los ciudadanos.

Sin embargo un importante ingeniero, chino de origen, pues nació en Shenzen, pero de visión universal, ha podido desentrañar este enigma mediático que tiene perplejos a los gaditanos. Como se trata, en mi opinión, del porvenir de los gaditanos que viven a orillas de la bahía o en sus proximidades, me atrevo citándolo a utilizar sus análisis y conclusiones para mostrarles el acierto de este singular asiático para resolverlo.

Considera nuestro amigo las múltiples variantes que se dan en el reducido entorno de la bahía gaditana, reducido si se compara con el complejo Delta del río Zhu Jiang o río de las Perlas de su infancia, que tiene a ambos lados dos enclaves históricamente singulares como lo son Macao y Hong Kong, y a cuya orilla izquierda se encuentra la modesta Bahía de Shenzen con rasgos que podían recordar a la de Cádiz, ya que el gran seno de agua está partida en dos por el espectacular puente del mismo nombre (no se llama Puente de Bárbaro, pero podría, ya que fue el día 4 de diciembre, fiesta de Santa Bárbara, cuando se aprobó la Constitución China de 1982).

En su pormenorizado análisis, fruto de sus notables conocimientos y cualidades de discernimiento, -no se ha parado en cuestiones partidistas, ni en oportunidades políticas del momento-, que también las conoce, sino en el rigor que ha conseguido después de hacer su brillante carrera de ingeniero civil en Dinamarca, su master en el Manhattam College sobre ingeniería ambiental y su ya dilatada carrera al servicio de numerosas empresas multinacionales dedicadas al transporte marítimo moderno y a las infraestructuras portuarias en régimen de cesión temporal. Las conclusiones a las que llega son relevantes y, de forma excepcional, casi indiscutibles. Tal vez porque las premisas de las que parte son de una racionalidad que se me antojan por completo ajenas a cualquier ideología mediocre, como podría ser la que alienta a parte del pueblo chino contra la otra parte y a sus dirigentes más ingenuos. Su reflexión y conclusiones además no poseen el menor atisbo de la contaminación que provocan los numerosos intereses creados que gravitan sobre este asunto. Al parecer el estudio es un encargo de un importante grupo inversor asiático interesado en el transporte marítimo.

Vayamos por partes. En primer lugar, llega nuestro experimentado ingeniero y urbanista a una primera conclusión: Algeciras es un importante puerto de contenedores en el Estrecho de Gibraltar, la puerta del inmenso Mediterráneo.

Inmenso porque a sus orillas viven muchos consumidores, unos más favorecidos por la fortuna y otros que anhelan sobreponerse a su infortunio.

Pero los abigarrados barrios de Algeciras constituyen una importante barrera o muralla inexpugnable para el desarrollo de una Zona de Actividades Logísticas, que es lo que, siguiendo a nuestro experto, crea negocio, puestos de trabajo y prosperidad. Este puerto es lo que es: un puerto de trasbordo o puerto hub al que llegan grandes buques con cientos de contenedores para ser distribuidos y no puede ser otra cosa. Una Zona Franca no tiene mucho sentido, ya que las mercancías pernoctan y poco más antes de llegar a su destino final en buques de menor capacidad llamados feeder.

La siguiente conclusión espigada del informe, la más interesante y provechosa para el futuro de Cádiz, la desarrolla con especial cariño nuestro ingeniero, que según hemos sabido ha visitado en varias ocasiones nuestra ciudad y ha manifestado su especial predilección por algunos de los caldos espirituosos de la bahía y algunos manjares capturados en el marisqueo, como las hortiguillas (anémonas) y las bocas de La Isla (Uca tangeri), cuyo sabor no es comparable, según su delicado paladar, al de otros fiddler crab probados en otros continentes. Señalando una evidencia remota de que la Bahía de Cádiz es puerto de abrigo natural, conociendo los diferentes emplazamientos portuarios históricos, la importante significación comercial de Cádiz en los siglos XVII, XVIII y XIX, y describiendo con premiosidad otros posibles enclaves del sur de la Península Ibérica, rechazados por su escasa idoneidad, afirma que lo más importante para un nuevo puerto de contenedores es su situación estratégica en el comercio marítimo internacional, premisa que cumple la bahía gaditana y que no puede entender las razones que han determinado ese nuevo traslado del Puerto de Contenedores gaditano a un lugar, que sigue en la bahía, pero que no tiene salida a ninguna parte o más bien a una única parte que es la ciudad, cosa que cumple el puerto de Algeciras y a la vez es su gran limitación. Estudiando la mejor situación posible, que llama alternativa más apropiada, se decanta por la única posible: la orilla de La Cabezuela, que sólo tiene el pequeño inconveniente de necesitar una canal que había que dragar y la necesaria inversión para la habilitación de ese lugar como gran puerto de contenedores. Concluye que la presencia próxima de terreno abundante y ampliable en el futuro Polígono de las Aletas y las inmejorables vías de comunicación por ferrocarril, carretera y avión en ese enclave abundan, para el, en esa insustituible elección.

Tampoco puede llegar a vislumbrar las vicisitudes de todo tipo que han conducido a la llamada "ampliación" de la Zona Franca de Cádiz a Jerez y a Sevilla en tiempos del comercio libre globalizado. No entiende esa petición que podría conducirnos a los obsoletos fueros medievales y recuerda para los que no lo saben, que la primera Zona Franca de Cádiz era otra cosa, ya que ha tenido acceso al Proyecto de don Eduardo Torroja Miret, uno de los primeros de este ingeniero español, tan admirado en su país, aunque no tanto como el hidráulico José Torán Peláez, que sirvió al indiscutido líder Mao Zedong y agonizó, según cuentan, sobre un gran mapa de China.

No sale de su asombro nuestro ingenioso técnico ante las noticias, tal vez intencionadas, de que Sevilla se quiere transformar en el puerto que no fue posible en pleno esplendor del monopolio comercial americano por la barra de Sanlúcar o la dificultad del acceso fluvial, tan dependiente de las mareas. Se proyecta, señala con incredulidad, un gran puerto de contenedores con barcos de gran tonelaje que navegarán entre dos orillas, una de ellas de máxima protección ambiental, ya que es uno de los límites del parque Natural del Coto de Doñana y su correspondiente ZAL, que podría ser reclamo para inversores o, como también comenta, un montaje especulativo más. Es evidente que las diferentes autoridades gaditanas, autonómicas y del mismísimo gobierno de la nación no parecen conocer este estudio, ni tampoco han intentado esclarecer el enigmático porvenir de Cádiz tan bien resuelto en este trabajo. Esta merma en su suspicacia, en su sentido de las proporciones o en su moral inteligente, cuya suma constituyó el "espíritu de Cádiz", ha conducido de modo inexorable a su generalizado descrédito, con lo que cabe esperar que muy pronto el natural asombro de los gaditanos pasará a convertirse en justa indignación.

En conclusión me veo obligado a decir que todo, todo lo que se viene diciendo en la prensa en contradictorias declaraciones, sobre todo este verano, sobre la ampliación de la Zona Franca, sobre la ZAL virtual del Sur de Europa, obviando deliberadamente el despropósito de la nueva ubicación del Puerto de Contenedores en la Bahía y al amparo de este dictamen reservado, que me he visto obligado a reducir y suavizar, no es otra cosa que un cuento… un cuento chino.

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