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Cultura

Cien años del Corruco

  • Se cumple el primer centenario del nacimiento del Corruco de Algeciras, cantaor comprometido y joven promesa malograda por su temprana muerte

No me gustan los centenarios. Generalmente, el artista objeto del mismo no necesita que se le recuerde, porque nunca se le ha olvidado (Lorca, Mozart, Cervantes, Borges...) y tampoco puede defenderse del personaje sin fisuras, artísticas y humanas, en el que las instituciones lo suelen pretender encajar. Nada han aportado a Caracol y Mairena los aniversarios que las instituciones celebraron el año pasado, y si sus obras respectivas han logrado mantenerse intactas en la apreciación pública a pesar de los fastos que nos han endilgado, es por la enorme talla artística de los personajes de que se trata. Otra cosa es la letra pequeña. Algunas cifras redondas nos pueden ayudar a rescatar del olvido a personajes marginados o marginales que merecen, por su calidad o excepcionalidad artística, la atención del aficionado. Es el caso del Corruco de Algeciras, del que este año celebramos el centenario de su nacimiento.

José Blas Vega y Manuel Ríos Ruiz nos dan su nombre, José Luis Arroyo, y afirman que nació en la Línea de la Concepción en 1910, y que murió en Teruel en 1937. Juan Valderrama da el dato de su muerte "en el frente del Ebro, en Balaguer", mientras que Manuel Cerrejón y José Manuel Gamboa coinciden en dar como fecha de la muerte 1938, afirmando Gamboa que murió a consecuencia de las heridas sufridas en la guerra, pero no como soldado republicano, pese a su fuerte vínculo público con las instituciones republicanas, sino que fue reclutado por el ejército franquista y como soldado franquista murió. Otras informaciones afirman que fue hecho prisionero, como soldado republicano, en el frente del Ebro, siendo fusilado en Balaguer en la contraofensiva franquista de 1938. Lo cierto es que inició su carrera en 1930 y que pronto se hizo uno de los intérpretes más populares del periodo. Su temprana muerte truncó una prometedora carrera, aunque tuvo tiempo de acuñar un estilo de fandango propio, secundado por otros cantaores del periodo y posteriores. También es incuestionable su vínculo político artístico en forma de fandangos republicanos, "campanilleros a la Santa Igualdad", tan religiosos como sociales, y "milongas a Gil Robles" (Gamboa). Registró una treintena larga de cantes en los primeros 30 con las guitarras de Manitas de Plata, Miguel Borrull y Pepe y Manolo de Badajoz. Además de los estilos citados grabó soleares, seguiriyas, malagueñas, tarantas y un pasodoble con orquesta dedicado a su tierra.

Gracias al impulso coleccionista de Cerrejón y Bohórquez hoy podemos gozar de muchos de estos cantes en los formatos contemporáneos. Ahí admiramos el estilo alado, sutil, noble, directo de un cantaor entregado. De voz bien timbrada y amplio registro, es una de los más genuinos representantes de esa característica afinación modal del flamenco de principios de siglo hoy prácticamente extinta. Sobre todo en sus fandangos, el estilo más alado y noble de la época. Cante fresco, arrebatado pero de una estilización soberbia, que está siempre en el límite, pero nunca deja de ser elegante. En su fórmula el exhibicionismo está totalmente proscrito, trasmutado en frescura y sentido recto de la música. El Corruco era un hombre bello y lozano, seguro de sí mismo, y su fandango es un exacto reflejo de esto. No necesita por tanto los afeites del melisma desmesurado. El Corruco cree a pies juntillas lo que dice, no precisa de enfatizar, y la ligazón de los tercios de su fandango es un prodigio clasicista impropio de una época barroca en lo melódico como la que le tocó vivir. De ahí su ausencia casi absoluta del repertorio actual. Fue uno de los mejores intérpretes de los campanilleros de su tiempo, por el fuerte acento rítmico que les imprimía y por su habilidad para emocionar con unos melismas cortos y directos.

En 1931, pocos meses después de la proclamación de la II República, y transcurridas sólo unas semanas desde que Vallejo inaugurara el género, grabó unos inequívocos fandangos republicanos de explícita letra: "Lleva una franja morá/ triunfante nuestra bandera/ la conquistó España entera/ por Hernández y Galán,/ rompió España sus cadenas".

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