Dos símbolos con un significado similar

LA CRÍTICA cine

May Fernández y La Macanita, con las guitarras de Niño la Leo y Manuel Valencia arropan el baile de Chiqui de Jerez.
May Fernández y La Macanita, con las guitarras de Niño la Leo y Manuel Valencia arropan el baile de Chiqui de Jerez.

15 de noviembre 2015 - 05:00

CAIJERÉ Cante: Tomasa Guerrero 'La Macanita', Juan Villar, May Fernández y Ezequiel Benítez. Guitarras: Manuel Valencia, Joaquín Linera 'Niño de la Leo' y Pedro Carrasco 'Niño Jero'. Palmas: Diego Montoya y Chicharito. Artistas invitados al baile: Chiqui de Jerez y Jesús Fernández. Dirección artística y musical: Enrique Linera y Josema García-Pelayo. Diseño iluminación: Chipi Cacheda. Sonido: Chipi Cacheda. Día: 13 de noviembre. Lugar: Teatro Villamarta. Aforo: Algo más de media entrada.

Fran Pereira / JEREZ

Cuando se trata de presentar un disco, más aún cuando se ha escuchado previamente, se suele caer en la monotonía pues la mayoría de las veces el espectador pierde la tensión de lo que está viendo, es como si ya supiera lo que va a acontecer. Quizás no haber caído en ese tópico es el mayor éxito del espectáculo Caijeré, una propuesta en la que prevalencen dos conceptos, dinamismo y originalidad. Sin perder nunca la intensidad, el montaje, que venía a servir de presentación oficial del trabajo discográfico publicado hace unos meses, no sólo ofreció buen cante, pues escuchar a gargantas como las de La Macanita, Juan Villar, Ezequiel Benítez y May Fernández ya es un punto a su favor, sino también un nivel guitarrístico altísimo, en especial en el caso de Manuel Valencia (no se puede tocar mejor), y sobre todo en el baile, donde Chiqui de Jerez y Jesús Fernández engrandecieron de manera sublime el contenido de la apuesta. No fueron simples invitados, vamos, como muestra la ovación que ambos se llevaron al finalizar la misma.

Caijeré esconde pocos secretos, porque inevitablemente y aunque algunos cenutrios se empeñen en poner fronteras a donde no las hay, el cante de estas dos ciudades es de diez, aún pasen generaciones y generaciones. Sobre la escena hubo al menos tres y estas tres generaciones siguen llevando la bandera con una autoridad inexcusable.

Juan Villar dejó, pese a que sus pulmones ya no llegan a los niveles de antaño, pinceladas de arte por soleá donde sigue demostrando que hiere; y por tientos, La Macanita sacó una vez más ese sinfónico y divino metal, tan único como embriagador, por tangos y cantiñas; Ezequiel Benítez conquistó al público con esa manera tan suya de decir las cosas, sobre todo por tientos, un palo que maneja y que pausa con una facilidad y maestría impropia de su juventud. Tampoco defraudó May Fernández, una voz potente, muy de Cádiz por alegrías y muy valiente al recordar a La Perla por bulerías. Tiene madera, sí, y temperamento.

En medio, una guitarra de corte clásico, la de Niño de la Leo, otra con sello propio, la de Periquín, y una tercera, la de Manuel Valencia, superior en todo lo que hizo. Perfecto al acompañar y mejor aún en la minera rematada por fandangos que se marcó en solitario para ilustrar el baile de Jesús Fernández y Chiqui de Jerez.

Esa mezcla de estilos antagónicos se dio también en el baile, primero con Chiqui, elegante y sutil por alegrías, y luego con un Jesús Fernández arrollador. Quizás no tenga el márketing de otros, pero bailar, lo que se dice bailar, baila como los ángeles. Las bulerías al golpe del final fueron sencillamente espectaculares, y no pasaron desapercibidas para el público, al igual que el paso a dos preparado junto a Chiqui para la ocasión. En definitiva, un montaje ameno, con cuidadas transiciones (posiblemente un poco oscuro en algunos pasajes) y sobre todo versátil y rápido de digerir. Cádiz y Jerez o Caijeré seguirán dando que hablar.

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