Pepe Carretero Castillo de Santa Catalina. Puede verse hasta el 23 de marzo, de lunes a domingo, de 11.00 a 20.30.

La vida de Pepe Carretero se desnuda antes los ojos del espectador en el Castillo de Santa Catalina. Sus obsesiones, sueños, éxitos, fracasos y recuerdos confluyen en la sala alta de San Juan en la exposición que bajo el título Hilo conductor, inauguró en la tarde de ayer el artista manchego nacido en Tomelloso, entre obras colmadas de verdades de su vida, pero pasadas por el tamiz neo figurativo que le caracteriza.

Mientras los montadores daban los últimos retoques, Pepe Carretero indicaba ayer las pautas a seguir poco después de recorrer la exposición con uno de los personajes de su infancia que rescata para la muestra, su profesor de arte de cuando tenía 7 años, el prior del colegio donde estudiaba, en la actualidad prior del Convento de Carmelitas en Jerez. Junto a él visitó estos retazos autobiográficos, en los que el sacerdote aparece impartiendo clases a un grupo de alumnos entre los que Carretero ya despuntaba en la materia, "me ha recordado el periódico que yo ilustraba a mano para el colegio", comentaba satisfecho.

Son las imágenes de una infancia a veces tiernas, "otras no tanto", en la que junto a escenas de su propia niñez también recoge la de sus sobrinos. Continúa la muestra con espacios que han marcado su vida, como la casa de Tomelloso en la que se crió o en la actual de Madrid, junto a algunos retratos de sus progenitores, muy presentes a lo largo de toda su producción en distintos tipos de representaciones.

En esta selección de unas cincuenta piezas realizadas en los últimos quince años también incluye su serie taurina, en la que se embarcó cuando expuso en Las Ventas, y que realiza en cerámica, poniendo el original toque discordante a la dinámica del resto del recorrido, en el que también inserta una serie de retratos que para su autor representan "el propio subconsciente", explica el pintor.

Otro de los espacios de Santa Catalina aguardan sus obras más eróticas, una serie de desnudos en los que el autor no hace mayor hincapié, pero que descubre ante el espectador la faceta más íntimista de todo el recorrido.

A lo largo de Hilo conductor también aparecen momentos de su vida "cargados de un fuerte sentimentalismo", añade, en la que representa desde escenas reales como la visión de la última huelga general en Madrid en la que pueden verse a manifestantes de Comisiones Obreras, hasta otras expresiones pictóricas de recuerdos y vivencias. Hay una en la que Carretero desgrana literalmente una pelea a golpes, "una escena que sucedió y que me marcó", y que define muy bien esa realidad tan inherente a su obra, que hace "que no sea muy vendible por todo esto que cuenta", pero que la llena de personalidad.

En otro estadio de esta realidad aparece la obra estrella de la exposición, la que representa el cartel y en la que toma una escena costumbrista de un almuerzo familiar, donde además está presente el célebre pintor y amigo Antonio López.

Los bodegones y las obras oníricas ocupan otra estancia, con imágenes tan surrealistas como la escena playera en la que su padre le vende pescado envuelto en aviones de papel, o en la que aparece desnudo en el interior de un baño público tras escapar de un perseguidor que al final lo sorprende en este espacio. Situaciones angustiosas, extrañas, a veces morbosas, que incluso escenifica al autor abriendo las puertas de un palacio que acaba de derrumbarse. Escenas del subconsciente "que siempre quiere decirnos algo", asevera.

No es la primera vez que el autor manchego, Premio López Villaseñor de Artes Plásticas 2012 expone en Cádiz, donde estuvo en la sala Rivadavia en 2004 de la mano de Eduardo Rodríguez. También fue el autor del cartel de Alcances 2012, "de ahí mi vínculo con Cádiz", donde además quiere comprarse una casa. Se siente bien por estos lares, donde espera recibir muchas visitas en la fortaleza gaditana, "espero que le vaya bien a la exposición", para la que se ha editado un catálogo que está a la venta. La síntesis de una obra que dibuja entre lo real y lo imaginado, entre sus sueños e inquietudes. Pepe Carretero en estado puro, sin más hilo conductor que su vida.