Mapa de Músicas

Tan sencillo que enamora

  • Jesús de Rosario, uno de los más reputados representantes actuales del llamado sonido Caño Roto madrileño, publica su segundo disco.

Aquí te espero. Jesús de Rosario. Autoproducido. Karonte.

Trepidante sonido Caño Roto. La fiesta como fundamento y final. Tres bulerías, dos rumbas y unos tangos. Compás exacto, frenético, metálico, urbano. Claro, ¿si no aquí, donde iba a ser? La fiesta encuentra su sitio. Hermanos es un diálogo íntimo y sutil con la guitarra de Kilino, el hermano del tocaor, ambos hijos de otro mítico guitarrista de Caño Roto, El Entri. Irrumpe la voz apretada de David Jiménez. Es una forma diferente de hacer flamenco, esta de Madrid. Por supuesto que tiene su sitio en el universo jondo, aunque nuestras preferencias por el sur son las voces más gruesas, las guitarras más enraizadas, menos intelectuales. Es una forma de entender lo jondo mediatizada por su inclinación a la danza, que ha sido la forma de vida de muchos de estos intérpretes.

En La buena raíz el protagonismo absoluto es de Jesús de Rosario (Madrid, 1978), que en ocasiones se dobla a la mandola. La melodía cantable del estribillo recuerda a un tema de La leyenda del tiempo. Como todos los guitarristas actuales, Jesús de Rosario tiene la voluntad de salirse de las soluciones melódicas tradicionales, buscando nuevos tonos, nuevas armonías para el flamenco, aunque en estructura y arreglos, por no hablar de los estilos elegidos, la obra es convencional. Es una bulería fresca, vital, con esa pátina de melancolía que es consecuencia de la falta de espacios abiertos, de oxígeno, del flamenco capitalino.

La tercera bulería es una fiesta en directo, una serie de descargas de cante flamenco. Jesús de Rosario da fe de su arte acompañando al cante, en forma de bulería ligada camaronera, con sus trabalenguas y melismas característicos. No en vano, la pieza está dedicada al cantaor de la Isla. Un estribillo coral hace de enlace entre las nueve intervenciones de nueve cantaores diferentes. Todos ellos cantaores baqueteados en el cante para el baile, en teatros, tablaos, academias y demás locales madrileños. La rumba es otra de las señas de identidad del sonido Caño Roto. Solamente tú y yo es una rumba lujosa con batería, bajo, el cajón de Antonio Carmona y la voz de María Toledo. La calle del amor se inicia con un íntimo pasaje ad libitum que en seguida se abre a un tema reposado, una rumba bailable y cantable con la voz de María Ángeles Fernández, la hija de Tomatito. Los tangos presentan la curiosidad de un diálogo melódico con el violonchelo eléctrico del Batio, un instrumento muy poco habitual en las formaciones flamencas. Y el grito desgarrado de Antonio el Monas, absolutamente desbocado, brutal, que, pese a sus irregularidades técnicas, aporta mucha vida. El tema se cierra con esos picados de vértigo que son la seña de identidad de este tocaor. Su cello vuelve a aparecer en el cierre de la obra, una versión del tema principal de la película Cinema Paradiso de Ennio Morricone.

Jesús de Rosario, pese a su fidelidad al tema principal, hace una versión muy flamenca, con las voces de Samara Losada y Juan Antonio Salazar, a la que incorpora una letra-glosa del argumento del filme. Y su serie de variaciones sobre la melodía de Morricone llevan al tema a un territorio muy alejado del original, a un territorio que es propiedad absoluta y exclusiva del guitarrista, sin dejar de ser totalmente reconocible. Por supuesto que los mejores toques de este disco son la soleá y la taranta, porque son lo que más se parece al directo, donde menos presencia de la producción encontramos. La soleá es un toque moroso, donde el virtuosismo de vértigo del intérprete está al servicio de la emoción. Con una serie de melodías pulcras, directas, con fuerte presencia del bordón, y donde son los vaivenes rítmicos lo que impone la variedad. Es una soleá serena, sin aspavientos. No pretende ser un toque sublime sino una cosa clara, un mensaje sencillo y lineal, alejado de las búsquedas armónicas de otras partes de esta obra. Los rasgueos no trascurren por los cauces tradicionales, aunque se alejan también de las soluciones epatantes. Una delicia para gozar en la intimidad. Y la taranta. El de Madrid nos ofrece en este disco un toque tan simple, en relación a la situación actual de la guitarra, que enamora.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios