El fracaso en Huesca ha empeorado una barbaridad las expectativas del Cádiz, de tal modo que la permanencia no pasa ya sólo por derrotar al Numancia sino que también es necesaria la confluencia de resultados favorables a los intereses amarillos en otros de los encuentros de la última jornada.

Con nueve equipos implicados en el reparto de los tres puestos de descenso que faltan por ser adjudicados, las combinaciones que afectan al Cádiz son 2.187.

Un estudio sobre esas combinaciones permite afirmar que el conjunto entrenado por Víctor Espárrago desciende en 1.555 de esos supuestos (71,10%) y por contra escapa de las cuatro plazas fatídicas en los 632 restantes (28,89%).

En cualquier caso, teniendo en cuenta que tanto un empate como una derrota mandan a los gaditanos a Segunda División B de manera inevitable, se puede hacer un segundo cálculo restringido a aquellas combinaciones en las que el Cádiz se impone al Numancia, condición sine qua non para la supervivencia amarilla. Estos números sirven para alimentar algo las decaídas esperanzas de los aficionados cadistas, pues de los 729 casos que se pueden dar nada menos que 632 (86,69%) son favorables mientras los adversos se quedan en 97 (13,30%).

Hay algunos casos muy curiosos que conviene explicar. Aclarando que el empate doble con el Rayo Vallecano se resuelve por diferencia general de goles, se puede comprobar que para la suerte del Cádiz es mejor un empate que una derrota tanto en el caso del Murcia como del Albacete debido a los positivos marcadores cosechados contra ambos.

Si se observa el triple empate nº 9 de la tabla adjunta, el Cádiz sería último del mismo y necesitaría que dos rivales acabaran con menos puntos. En cambio, la conversión de ese empate en cuádruple al igualar Albacete o Murcia (nº 20 ó 21) aseguraría la permanencia al servir para rebasar de rebote al Salamanca.

Otro ejemplo es el del doble empate nº 1 si se compara con el triple empate nº 7. En aquel, el Cádiz podría bajar junto a un Albacete perdedor pero en este un punto en la última jornada para los castellano-manchegos impediría el descenso cadista.