Cádiz

"Nadie, ni Lenin, creería que un obrero del metal pudiera dirigir un país"

  • El ex presidente Lula da Silva recoge el galardón y regala al auditorio un discurso histórico por sus ideas y profundidad · "La Constitución de Cádiz de 1812 puso luz en el extenso proceso democrático", dijo

Lula irradia fortaleza. Y cordialidad. Y cercanía. Y determinación. Nadie puede discutir su talla como líder mundial. Habla claro, sin florituras verbales ni circunloquios. Su discurso va dirigido al pueblo soberano, como sus mejoras y sus ideales de cambio, que han transformado Brasil en los últimos ocho años, convirtiéndolo en el séptimo país más rico del mundo y con unas previsiones de crecimiento impensables antes de su llegada al poder. Su gobierno fue capaz de crear 15 millones de puestos de trabajo, sacó de la pobreza a 28 millones de personas e introdujo en la clase media a otros 36 millones. El ex presidente Lula, el sindicalista, el obrero del metal que nunca fue a la universidad pero que ha creado en ocho años más universidades de las que se fundaron en todo el pasado siglo, estuvo ayer en Cádiz para recoger el III Premio Libertad Cortes de Cádiz en la Casa de Iberoamérica, una tierra de la que, actualmente, es líder indiscutible. Su presencia viene a reforzar los lazos de unión de la ciudad con el continente americano y a relanzar los actos del Bicentenario de la Constitución de 1812, la que, en palabras del propio Lula, "negaba el absolutismo monárquico y ponía luz en el extenso proceso democrático".

Para el ex mandatario brasileño este galardón "es un homenaje a la sociedad brasileña, que en los últimos 26 años ha dado un ejemplo con su revolución económica y social y ha dado un gran salto de prosperidad".

Lula destacó que estas mejoras no se han conseguido con violencia ni una revolución sangrienta y vengativa, sino con los fuertes cimientos de la democracia. "No conozco ningún otro momento de Brasil en que la sociedad haya estado tan llamada a ejercer la democracia". Recordó que todas las políticas llevadas a cabo en su país fueron definidas en conferencias estatales, regionales y provinciales donde se debatían todas las medidas.

La fuerte crisis económica desatada en 2008 -y de la que países como España aún no han conseguido salir- provocó la creación en el país iberoamericano de un consejo integrado por obreros, empresarios, trabajadores... "Porque en momentos de crisis siempre pierde el pueblo y nunca gana el partido de la oposición, y esta crisis no es culpa de España, Portugal o Grecia. Lamento profundamente que haya países viviendo momentos difíciles por un problema creado porque otros no inspeccionaron sus sistemas financieros y dejaron que los bancos financiaran la especulación. Ese sistema financiero ya tiene solucionados sus problemas, mientras que los trabajadores que perdieron sus casas y sus empleos aún no los han recuperado".

Lula es reconocido internacionalmente por su capacidad para reducir las desigualdades sociales. "Brasil creyó en sí mismo y dejó atrás un pasado frustrante con la involucración de todos los sectores".

Lula adelantó que, según las previsiones, su país será en 2016 el quinto país del mundo, "algo que sólo tendrá sentido si conseguimos mejorar las vidas de las personas más humildes".

También nombró algunos de los programas realizados por su gobierno que han mejorado las condiciones de vida de su país, como por ejemplo, el denominado Luz para todos, que llevó la electricidad a casi tres millones de hogares. "Ustedes no tienen ni idea de lo que es llegar a una casa pobre del interior de mi país y encender una luz. Una señora mayor empezó una noche a encender y apagar constantemente la luz dándole al interruptor, y al preguntarle por qué lo hacía dijo que quería ver dormir a su hijo por primera vez". Impresionante. De esos casi tres millones de personas que descubrieron las ventajas de la electricidad el 72,3% se compró un televisor, el 73% compró un frigorífico y el 70% un equipo de música. Los comerciantes vendieron millones de electrodomésticos y se creó riqueza.

Lula, el compañero Lula, nunca llegó a la universidad. "Mi primer título fue de tornero, y me enorgullezco de ser el primer presidente de Brasil que no ha pasado por la universidad y el que más universidades y escuelas técnicas ha creado". Para el ex presidente, el dinero destinado a educación nunca debe ser considerado gasto sino "inversión. Está previsto que el 7% del Producto Interior Bruto (PIB) del país se dedique a la educación".

Lula realizó un alegato de la izquierda y reconoció que estaba preocupado porque en América Latina se creía que la izquierda sólo podía llegar al gobierno "con la lucha armada". En julio de 1990 convocó a toda la izquierda americana en Sao Paulo y les hizo ver la importancia de la unidad. "En el 94 , en una reunión que tuvimos en El Salvador, no dejamos participar a Chávez, ni a las FARC... Gran parte de esos jóvenes han llegado al poder ahora, como Pepe Mujica en Uruguay, que estuvo seis años en la cárcel. Sólo la libertad y la democracia permiten que estas fantásticas cosas pasen en el mundo".

Para acabar indicó que "nadie, ni Lenin, creería que un obrero del metal pudiera dirigir un país. Con esa visión de la importancia de la libertad y la democracia vengo a recibir este premio que no es mío sino del pueblo".

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